¿Qué es la reserva cognitiva? Aprende cómo preservarla

Memoria, recuerdos
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Publicado: domingo, 28 enero 2018 7:29

   MADRID, 28 Ene. (EDIZIONES) -

   El cerebro, como todos los órganos del cuerpo, también acusa el paso de los años y el envejecimiento repercute en las neuronas. Así, una alta reserva cognitiva puede ser un buen aliado para contrarrestar su efecto. No se puede decir que la reserva cognitiva actúa como un antídoto para prevenir enfermedades cerebrales, ni tampoco que evita el envejecimiento neuronal, pero sí que es un factor que contribuye a retrasar el posible deterioro cognitivo, promoviendo una red neuronal más resistente.

   "La acumulación de la experiencia y la estimulación de las capacidades mentales a lo largo de la vida se refleja en lo que se llama reserva cognitiva. Es como un capital mental que, cuanto mayor sea, más ayudará a compensar los efectos en la eficiencia de nuestras capacidades cognitivas, tanto del envejecimiento como de alteraciones cerebrales como las causadas por el Alzheimer", señala la Fundación Pasqual Maragall.

   En una entrevista con Infosalus, el doctor Lorenzo Morlán, neurólogo en el Hospital Universitario de Getafe (Madrid), indica en este sentido que este concepto se comenzó a estudiar cuando, al comparar distintos pacientes con demencia, y con igual extensión de lesión neuropatológica en el cerebro, se vio que aquellos que a lo largo de su vida habían acumulado una reserva cognitiva mayor tenían una clínica menor.

   "Todo era gracias a que estas personas habían tenido un mayor nivel educativo, su actividad laboral había sido más compleja a lo largo de su vida, o por ejemplo habían desarrollado una actividad cultural mayor que otras personas. Así, se descubrió que este tipo de actividades a lo largo de nuestra vida favorecen una mayor resistencia a presentar síntomas por enfermedades cerebrales y se cree que esto es por tener una mayor eficiencia en la actividad de determinados sistemas funcionales neuronales o la capacidad de utilizar redes neuronales alternativas), subraya el neurólogo.

   Además, desde la Fundación Alzheimer España sostienen que se ha demostrado que un nivel bajo de educación aumenta el riesgo de padecer una demencia. "El entrenamiento intelectual, cuyo reflejo es el nivel de estudio, contribuye al desarrollo de la red neuronal (más conexiones neuronales y más dendritas) y a una mejor vascularización del cerebro. La estimulación intelectual mantiene esta red en estado de pleno funcionamiento según el principio 'use it or loose it' ('úsalo o piérdelo')", señala.

   Según este modelo, indica que los niveles elevados de educación compensan la neuropatología de la enfermedad de Alzheimer y retrasan la aparición de los síntomas. "Numerosos estudios han demostrado que la estimulación de la actividad intelectual, sea cuál sea el método, se asocia con un riesgo menor de padecer la enfermedad. Ser bilingüe retrasa hasta 5,1 años la aparición de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer y 4,3 años su diagnóstico. Se sabe que los mayores que practican una estimulación intelectual (leer, hacer crucigramas, juegos de letras o cifras, por ejemplo) tienen menos riesgo de padecer una demencia", añade.

DE QUÉ DEPENDE

   El doctor Morlán explica asimismo que en la reserva cognitiva no sólo juega un papel importante el desarrollo intelectual y cultural, sino que también influyen en ella desde los factores congénitos, como el propio coeficiente intelectual que cada persona tenga (donde también hay factores genéticos), al grado de educación de la persona, de los hobbies que haya tenido a lo largo de su vida, si ha tenido o no aficiones musicales y si ha tocado algún instrumento, o el hecho de ser bilingüe desde el nacimiento, por ejemplo.

   "El ejercicio físico también se relaciona con una mayor reserva cognitiva, así como el grado de interacción social de la persona a lo largo de su vida", añade, a la vez que el especialista del Hospital Universitario de Getafe insiste en que la reserva cognitiva favorecerá la aparición más tardía de esa demencia, aunque luego cuando ésta aparezca su evolución sea más rápida que en otros casos. No es que evite el deterioro cognitivo sino que puede hacer que se manifieste más tarde", reitera.

¿QUÉ HACER PARA FORJAR UNA BUENA RESERVA COGNITIVA?

   Así las cosas, el neurólogo enumera una serie de hábitos que pueden favorecer la conformación de esa reserva cognitiva: hablar otro idioma, tener información, saber manejar tecnologías complejas o asuntos personales complejos, conducir, hacer pasatiempos, música, el coleccionismo de objetos, viajar, la cultura, las manualidades, cocinar, la actividad física, o incluso la religiosa.

   "Ésta se adquiere por todo aquello que realmente estimula nuestro cerebro a lo largo de la vida, no sólo desde los aspectos formativos, sino también desde los culturales o lingüísticos y de ocio", añade. Por otro lado, recuerda que hay estudios que asocian el tener un mayor rendimiento cognitivo, tanto durante la juventud como en la edad media, con una menor mortalidad en la edad geriátrica, a partir de los 70.

   Finalmente, desde la Fundación Pasqual Maragall recomiendan estas cinco actividades diarias para fortalecer para la reserva cognitiva:

   1. Leer: Favorece la estimulación cognitiva, la concentración, ejercitar la memoria y alimentar la imaginación.

   2. Juegos de mesa: Son una buena herramienta para entrenar distintas habilidades cognitivas. Así, en función de las características del juego, se estimulará el cálculo, la memoria reciente, la lógica, la capacidad de planificación, el vocabulario o la creatividad, entre otras capacidades.

   3. Aprender: El saber no ocupa lugar y aprender cosas nuevas a la edad que sea favorecerá nuestra actividad cognitiva. Aprender un nuevo idioma, a tocar un instrumento musical, asistir a clases o charlas de cultura general o perfeccionar nuestras dotes en la cocina son algunos ejemplos.

   4. Ponerse a prueba: Todos los días podemos proponerle un reto a nuestro cerebro. Algo que requiera un poco de esfuerzo, como por ejemplo resolver un crucigrama, hacer un sudoku o montar un puzle. Debemos tener en cuenta, eso sí, que las actividades demasiado sencillas o, por el contrario, en las que ya seamos grandes expertos y podamos resolver de manera mecánica, no nos servirán de mucho en lo que a estimulación cognitiva se refiere.

   5. Cambiar las rutinas: Añadir rutinas nuevas a tu día a día, o variar las habituales, contribuye a crear nuevas conexiones neuronales. "Puedes probar a elegir otra ruta para ir al trabajo, cambiar la organización de los cajones o utilizar los cubiertos con la mano contraria", sugieren.