Relación entre comida y ansiedad: ¿Qué puedo y debo comer?

ANSIEDAD, COMER
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Actualizado: jueves, 28 diciembre 2017 8:46

   MADRID, 28 Dic. (EDIZIONES) -

   La ansiedad, provocada generalmente por determinadas situaciones incómodas o desagradables, nos puede llevar muchas veces a comer más de la cuenta, y no precisamente alimentos sanos. También puede suceder al revés, y que esta situación que nos da ansiedad nos lleve a dejar de comer, aunque esta situación suele ser la menos habitual. El caso es que todas las personas tienen capacidad para reaccionar con ansiedad ante determinadas situaciones.

   Pero, ¿qué es la ansiedad? En una entrevista con Europa Press, el catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), Antonio Cano, explica que se trata de una emoción natural que guarda algunas similitudes con otras reacciones emocionales, tales como la alegría, el enfado, la tristeza, o el miedo, por ejemplo.

   "Eso sí, la ansiedad es experimentada como una emoción desagradable y negativa, que surge en una situación ante la que el individuo percibe una amenaza, cuyas consecuencias sean negativas. Para afrontar esta situación y tratar de reducir las consecuencias negativas el individuo debe ponerse en alerta", advierte.

   En este contexto, el especialista subraya que alimentación y ansiedad guardan una relación bidireccional. "Cuando estamos nerviosos cambia el patrón de la ingesta de los alimentos. Para unas personas supone aumentar la cantidad, y para otras disminuirla. Cuando se come, se disminuye en principio la ansiedad, se inicia el proceso digestivo, y eso supone una cierta calma, o momento de bienestar por esa ingesta de alimentos", sostiene.

   No obstante, Cano alerta de que si se come en exceso porque se hacen muchos picoteos, o bien los alimentos que se ingieren son hipercalóricos, se pueden llegar a aumentar el peso corporal, y a acumular digestiones pesadas, dos factores que afectarán a nuestro bienestar, y en el fondo a nuestra ansiedad.

   Así, precisa que algunos alimentos son más estimulantes que otros, como la cafeína por ejemplo, que puede "activar" nuestro sistema nervioso. Por ello, no ve conveniente que aquellas personas que ya estén nerviosas las consuman ya que son productos estimulantes. "Hay personas que por esta ingesta abusiva pueden desarrollar un trastorno de ansiedad, un ataque de pánico, o por ejemplo agorafobia", avisa el presidente de SEAS.

ALIMENTOS A CONSUMIR

   El catedrático de Psicología resalta a su vez que no hay productos que puedan calmar más que otros la ansiedad, ya que dice que las propiedades relajantes de los alimentos son muy escasas. "No hay alimentos que por su composición ayuden a rebajar la ansiedad", señala.

   Asimismo, señala que cuando se está estresado siempre apetece consumir una comida hipercalórica, porque con el estrés se tiene una mayor necesidad de acción. "Nos apetecerá comer cosas calóricas, pero si no vamos a desarrollar una gran actividad física es mejor no ingerirlos. Hay que tratar de saciar y calmar con menos calorías porque si no se producirán en nosotros hábitos no saludables como el estrés, o la sobreingesta, o el sobrepeso", indica.

   En este sentido, la decana del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA), Luján Soler, aconseja ingerir alimentos que favorezcan la masticación, con el objetivo de calmar esa ansiedad. Aquí cita todas las frutas, en especial a aquellas que se consumen con piel, como la manzana o la pera; o las frutas de temporada, como el kiwi o la naranja, y siempre mejor en pieza que en zumo. "Dan saciedad y son bajos en calorías", apostilla.

   Asimismo, precisa que pueden ingerirse tallos de apio, que se pueden tomar con humus o queso de untar light; además de galletas de maíz. "Cuando hay ansiedad se quiere dulce y grasa pero estas galletas se pueden poner también con un poco de queso o de mermelada, que dan masticación y pueden paliar la saciedad", agrega.

   A su vez, recomienda el consumo de semillas, de frutos secos crudos --sin tostar ni freír ni salar--, pero destaca la importancia de tener cuidado con las cantidades. "Son excelentes por el calcio, la fibra, los antioxidantes y las grasas buenas pero son calóricas. Con un puñado es suficiente", precisa, reconociendo también la conveniencia de tomar cereales integrales tipo muesli, que "muchos se acompañan de fruta y pueden ayudar a masticar"; o de yogures reducidos en grasas.