Actualizado: viernes, 29 abril 2011 15:37

MADRID, 29 Abr. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Instituto Noruego de Salud Pública han concluido un nuevo estudio epidemiológico sobre los efectos que tuvo la epidemia de gripe de 1918, también conocida como 'gripe española', que muestra como ésta causó muchísimas más muertes en las zonas rurales que en las ciudades.

De este modo, según un artículo publicado en la revista 'Epidemics', mientras que en las zonas urbanas se observa que apenas falleció un uno por ciento de la población, en algunas zonas aisladas se alcanzaron tasas de mortalidad de hasta un 90 por ciento.

En el estudio se utilizaron datos de Norte América, los países escandinavos y Oceanía, y para comprobar la mortalidad causada por la gripe de 1918 en estas zonas, los autores analizaron también datos de años anteriores, observando que los adultos jóvenes tuvieron una mortalidad relativamente alta, mientras que los que eran mayores de 65 años se salvaron en gran medida.

Sin embargo, los mismos análisis en algunas comunidades aisladas, como el Labrador en Canadá y Alaska en Estados Unidos, demostraron que la mortalidad para todos los adultos mayores de 30 años fue muy alta, de hasta un 90 por ciento.

Según explican los autores, esto puede deberse a la diferente exposición que habían tenido unos y otros ciudadanos a otras epidemias de gripe anteriores o similares, de modo que en las zonas urbanas ya había cierto grado de inmunidad, del que adolecían en zonas rurales.

Así, reconocen, es probable que aquellas personas de más de 30 años que vivieron la gripe de 1918 ya estuviesen protegidos contra una infección severa "dada su exposición previa a otros virus similares", como la epidemia de Rusia de 1889 y 1890.

"La expansión geográfica de los virus había sido distinta en las dos décadas anteriores", reconoce Svenn-Erik Mamelund, autor del estudio, "en parte porque las comunicaciones intercontinentales estaban menos desarrolladas".

El estudio también ha mostrado que la mortalidad era mayor entre las poblaciones indígenas, lo que sugiere que estos grupos geográfica y culturalmente más aislados tenían factores de riesgo asociados con la gripe, incluidas algunas comorbilidades como tuberculosis pulmonar.

Los autores también comparan lo sucedido con la última pandemia de gripe de 2009, causada por el virus A/H1N1, que acabó causando tasas de mortalidad inferiores a las causadas por la gripe estacional ante la "preinmunidad existente", que a su juicio deben tenerse en cuenta a la hora de afrontar futuras pandemias.