¿Menos cantidad y calidad?: cómo evoluciona el sueño a lo largo de la vida

Una madre mira a su bebé mientras duerme.
Una madre mira a su bebé mientras duerme. - GETTY IMAGES / FILADENDRON - Archivo
Publicado: lunes, 26 agosto 2019 8:29

   MADRID, 26 Ago. (EDIZIONES) -

   De las, mínimo, 18 horas que pasa un neonato durmiendo a entre las seis o siete horas que duerme un anciano, por regla general, hay una gran distancia y toda una vida de cambios en el sueño. Aunque dormir es una de las tareas más importantes que lleva a cabo el organismo y cuya falta más acusa la salud, no se duerme igual durante todas las etapas de la vida.

   "El sueño, a lo largo de la vida, se modifica sobre todo en calidad y en cantidad", indica en una entrevista con Infosalus la vicesecretaria de la Sociedad Española del Sueño (SES), la doctora Patricia Lloberes Canadell.

   "Duermen mucho los bebés y, progresivamente, los niños en edad escolar. En la adolescencia va disminuyendo progresivamente el número de horas que se debe dormir hasta la edad adulta. A partir de los 65 años también caen el número de horas que se duerme o que se necesita dormir", explica la también doctora en la Unidad del Sueño del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Vall d'Hebron, que insiste, no obstante, en el carácter individual del sueño.

   Además, se da la circunstancia de que, cuanto más avanza la vida, más tiempo de sueño se pierde. "Hay más tiempo despierto durante el tiempo de sueño", confirma la experta. Sin embargo, sí es cierto que los recién nacidos y los niños hasta los cinco años son los que más tiempo necesitan dormir, mientras que esto no es tan determinante en el caso de las personas mayores.

   "El sueño es necesario, se supone que favorece el buen funcionamiento de los sistemas biológicos. Estamos determinados genéticamente y el sueño, sobre todo el lento, sirve para que se produzcan determinadas hormonas, como la del crecimiento y se regule la función de los diferentes órganos", clarifica la doctora Lloberes.

   La calidad del sueño al inicio de la vida también es mayor. "Al principio de la vida y en las fases más tempranas hasta la vida adulta se produce la pérdida de sueño profundo", apunta la doctora Lloberes. Esto significa que "hay más despertares transitorios, el sueño se fragmenta", según la vicesecretaria de la SES. "Los mayores, con menos sueño profundo, ya no generan hormona del crecimiento, y esto en los niños es muy necesario", agrega la experta.

   Más allá de las fases del sueño, en efecto un anciano duerme peor. La doctora Lloberes destaca varias razones. "Puede pasar que duerma mal porque tiene dolores o porque tiene problemas", expone en primer lugar. Otras razones que inciden en la mala calidad del sueño de las personas mayores son la no exposición suficiente a la luz del día o que la persona en cuestión carezca de actividad física.

OTRAS ALTERACIONES: SIESTA O MALOS HÁBITOS

   Puede ser, asimismo, que un anciano no duerma bien por la noche porque duerme durante el día. "Si duermes de día duermes menos de noche", apunta la doctora Lloberes. Pero una rutina de sueño correcta no debería hacer la siesta necesaria.

   "En realidad el tiempo de sueño tendrían que ser de cinco a siete horas y si se duerme bien de noche no se va a dormir de día o se va a hacer una pequeña siesta. Si alguien duerme mucho de día quiere decir que algo pasa con su sueño", según la vicesecretaria de la SES, que hace hincapié en no hacer siestas de más de 30 minutos.

   "Media hora de sueño después de comer puede estar muy bien para reponerse, pero el dormir más puede ser incluso un síntoma de que algo va mal, de una somnolencia anormal. Si el cuerpo nos pide dormir siete u ocho horas y ya se duerme durante el día se va a dormir peor y menos durante la noche", expone la experta. No ocurre los mismo con las siestas con los niños, en cuyo caso se tornan ineludibles. "En ellos las siestas son obligatorias y su propia biología lo pide", añade la doctora Lloberes.

   Por último, la experta alerta sobre las alteraciones del sueño "que dependen de malos hábitos que son frecuentes en los jóvenes que se mantienen más despiertos porque estudian por la noche o porque están muy pegados a móviles y tabletas".

   "A toda edad hay que tener una rutina de sueño", resume la vicesecretaria de la SES, que recomienda dormir "las horas necesarias y exponerse a la luz durante el día y a poca luz por la noche".