Más del 20% de las personas que han tenido un infarto sufren cambios en sus relaciones sexuales

Sexo, pareja, amor
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Actualizado: martes, 6 noviembre 2018 16:28

MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -

El 20,7 por ciento de las personas que han sufrido un infarto experimentan cambios negativos en su actividad sexual (en cuanto a menor cantidad y/o calidad, ya sea por el miedo o por el consumo de fármacos), especialmente los pacientes crónicos más jóvenes, según concluye un estudio de enfermeras de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC).

A través de entrevistas a supervivientes de un infarto que visitan la Atención Primaria, la investigación ha revelado que los que afirman que han sufrido cambios en las relaciones sexuales tienen una edad media de 68,8 años, mientras que los que afirman lo contrario tienen 74,7 años.

"Sufrir un infarto puede afectar a las relaciones de pareja, a la actividad laboral y a otras actividades de la vida cotidiana como el hecho de conducir con seguridad. La preocupación por poder volver a hacer vida normal puede afectar negativamente a la calidad de vida de los pacientes con enfermedad cardiovascular. Con este estudio hemos querido hacer visibles los aspectos psicosociales que pueden alterar el día a día de los pacientes después de un accidente cardiovascular", afirma Gemma Amat, socia de AIFICC e investigadora del estudio.

Además de valorar el grado de afectación en las relaciones sexuales, el estudio ha evaluado también las alteraciones en la conducción de vehículos y el impacto en términos de incapacidad y baja laboral. Los participantes encuestados fueron 362 pacientes del Área Básica de Balaguer con cardiopatía isquémica.

En los resultados, se observa que solo un 8,3 por ciento de los encuestados han cambiado la manera de conducir o la utilización del coche, frente a un 62,7 por ciento que no la modificaron. En cuanto al ámbito laboral, el 20,4 por ciento necesitó la incapacidad temporal, con unas bajas laborales que duraron una media de 197,8 días.

"Debemos tener en cuenta que la media de edad de los pacientes estudiados es de 74 años, por lo tanto, muchos de ellos eran personas jubiladas, lo que disminuye el impacto laboral", finaliza Amat.