Investigadores estadounidenses abogan por no extirpar el riñón completamente en pacientes con cáncer renal

Actualizado: jueves, 9 febrero 2006 18:23

MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los pacientes con cáncer renal reciben tratamientos demasiado agresivos, ya que a la mayoría se les extrae un riñón a pesar de que hay otras opciones de tratamiento que evitan la pérdida del órgano, según las conclusiones de un estudio difundido hoy por investigadores del Centro de Cáncer de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), que será publicado en la edición de marzo del 'Journal of Urology'.

El estudio revela que las cirugías mínimamente invasivas, que conservan el tejido sano del órgano, son raramente utilizadas para tratar cáncer renal en etapa inicial. De esta forma, la mayoría de los pacientes que tienen un pequeño tumor en el riñón reciben como tratamiento la extracción total del órgano, a pesar de que serían candidatos para una cirugía que sólo extrae el cáncer y mantiene el resto del riñón.

Este tipo de cirugía, recomendada para tumores de un tamaño menor a los cuatro centímetros, ha sido relacionada con una mejor calidad de vida y una mejor conservación de las funciones renales a largo plazo. Por el hecho de mantener la parte sana del riñón afectado, los pacientes son menos vulnerables a un deterioro de las funciones renales a largo plazo, que constituye un factor importante para pacientes que padecen otras condiciones médicas que afectan a los riñones, como diabetes e hipertensión.

Además, mantener una parte del riñón crea más opciones si el paciente llega a desarrollar un segundo tumor en el otro riñón, un riesgo que enfrentan un pequeño porcentaje de personas con cáncer renal.

La nefrectomía parcial acarrea riesgos únicos, incluidos una posibilidad mayor de hemorragia o filtración de orina después de la cirugía, aunque, en general, estas complicaciones pueden ser tratadas y no presentan efectos a largo plazo.

No obstante, no todos los pacientes con cáncer renal son elegibles para una nefrectomía parcial, teniendo que considerar, además del tamaño, la ubicación general del tumor en el riñón, el nivel de funcionamiento del riñón afectado y otras condiciones médicas, incluidas diabetes, presión alta, cálculos renales y las preferencias del paciente.