Hallan pistas sobre la defensa del cuerpo contra un trastorno oral común

HONGO CANDIDA ALBICANS
BERNHARD HUBE, UNIVERSITY OF JENA, GERMANY
Actualizado: lunes, 6 noviembre 2017 13:25

   MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -

   Un equipo internacional, liderado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, identificó el mecanismo por el cual el sistema inmunitario descubre por primera vez que el hongo 'Candida albicans', que causa la candidiasis oral, ha invadido el cuerpo. El culpable es una toxina fúngica llamada 'Candidalysin', que perfora agujeros en las células que recubren la boca y es detectada por el sistema inmune, que luego comienza a montar una defensa.

   Los nuevos hallazgos, publicados este viernes en la revista 'Science Immunology', podrían eventualmente conducir a mejores tratamientos para el afta oral, que puede producir dolor lo suficientemente severo como para causar dificultad para comer y tragar, así como otras infecciones por hongos.

   La boca alberga una gran cantidad de microbios, denominados comensales, que son inocuos para las personas sanas. Sin embargo, la supresión del sistema inmune puede provocar infecciones bucales dolorosas graves y recurrentes por parte de estos organismos, explica la autora principal del estudio, Sarah Gaffen, presidenta de la División de Reumatología e Inmunología Clínica en Pitt.

   Un ejemplo es el hongo Candida albicans. La forma comensal inofensiva existe como un pequeño organismo unicelular, pero cuando el sistema inmunitario se ve comprometido, Candida se alarga en una forma invasiva, caracterizada por largos filamentos llamados hifas, que causa una infección generalizada llamada candidiasis oral o "aftas".

   El sistema inmune inmaduro de los bebés los hace particularmente susceptibles a la candidiasis bucal, lo que puede conducir a un retraso en el crecimiento y deficiencias nutricionales. La infección también es prevalente entre los pacientes con virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)/sida, los usuarios de dentaduras postizas y aquellos con inmunosupresores, como la quimioterapia y los medicamentos para prevenir el rechazo de los órganos trasplantados.

   De hecho, al menos el 50 por ciento de los pacientes con VIH luchan contra las infecciones repetidas de candidiasis. Sin embargo, sorprendentemente se sabe muy poco sobre cómo funciona la inmunidad fúngica en la boca, y, hasta ahora, no estaba claro por qué 'Candida' no establece una infección invasiva en humanos sanos, dice Gaffen.

   Su laboratorio mostró previamente que una hormona inmune llamada interleucina-17 (IL-17) y las células específicas que la componen --una subclase de células inmunitarias llamadas células T colaboradoras-- son esenciales para la inmunidad contra el también llamado muguet oral. Las células epiteliales orales (OEC, por sus siglas en inglés), que forman parte de la membrana mucosa que recubre el interior de la boca, son las primeras células en el cuerpo que se encuentran con 'Candida', pero ignoran la levadura hasta que comienzan a crecer hifas, punto en el que las OEC estimulan las células T auxiliares para producir IL-17.

COMBINACIÓN DE UNA HORMONA Y UNA TOXINA

   En el nuevo estudio, los científicos utilizaron una combinación de OEC humanos cultivadas en platos de laboratorio y ratones infectados por vía oral con 'Candida' para mostrar la importancia central de 'Candidalysin', una toxina secretada por 'Candida' que permite al hongo crear agujeros en las OEC e invadir el tejido. Otros experimentos revelaron que IL-17 y 'Candidalysin' actúan de forma sinérgica para amplificar señales antifúngicas en OEC cultivadas.

   'Candidalysin' fue descubierto en 2016 por el otro coautor del estudio, Julian Naglik, profesor de Patogénesis e Inmunología Fúngica en el 'King's College London', en Reino Unido. "Usando una analogía de 'Game of Thrones': las células epiteliales orales forman una 'pared' protectora que mantiene a raya a los invasores de 'Candida'. Patrullando la pared están las células T auxiliares, que usan IL-17 como arma para proteger el reino", detalla el primer autor del artículo, compañero postdoctoral Akash Verma.

   A pesar de los millones de infecciones fúngicas en todo el mundo, no hay vacunas antimicóticas disponibles comercialmente. "Nuestra investigación proporciona pistas vitales para comprender la red de defensa inmune en los sitios de barrera del cuerpo. Este conocimiento en última instancia se puede aprovechar para diseñar vacunas antifúngicas", concluye Gaffen.