Cómo hacer un buen uso de las bombas de insulina en niños diabéticos

Bomba de insulina diabetes
FLICKR// ALAN LEVINE
Actualizado: miércoles, 21 diciembre 2016 12:46

   MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Es recomendable que se sigan una serie de recomendaciones en los niños diabéticos que usen bombas de insulina durante los viajes, para hacer un buen uso de ellas y reducir el riesgo de hipoglucemias y otros contratiempos, según ha afirmado la Fundación para la Diabetes.

   "Gracias a las bombas de insulina se hace más sencillo el manejo de la enfermedad cuando se realizan viajes, se mantienen horarios de comida irregulares o se producen cambios de huso horario, ya que aporta flexibilidad y los ajustes se pueden hacer de manera rápida", ha explicado el asesor en Diabetes Pediátrica de la Fundación para la Diabetes, Roque Cardona Hernández.

   Por ello, es fundamental que se conozca cómo funciona esta tecnología y seguir una serie de pautas para evitar riesgos innecesarios durante este verano. En este sentido, es recomendable planificar con antelación el viaje y organizar el material necesario en el equipaje, dejando la insulina y el glocagón en la maleta de mano.

   Si se viaja en avión, hay que tener a mano un informe de profesionales sanitarios en el que conste el diagnóstico de la diabetes y el tratamiento que se utiliza para evitar controles en el aeropuerto.

   Si se realizan viajes a lugares con diferencia horaria, es aconsejable cambiar la hora de la bomba de insulina al llegar al destino si los ritmos basales y los ratios de insulina y carbohidratos son similares a lo largo de todo el día. Si por el contrario existen distintos rangos, otra posibilidad es cambiar la hora de la bomba gradualmente desde cuatro horas antes de la salida del avión y durante el vuelo hasta hacerla coincidir con la hora del destino en el momento de la llegada.

"Por otro lado, si la diferencia horaria es importante, la sugerencia es cambiar la hora de la bomba de insulina gradualmente desde varios días entes de realizar el viaje y concluyendo el ajuste varios días después de la llegada", ha explicado el asesor de la Fundación para la Diabetes.

DESCONEXIONES DE LA BOMBA DE INSULINA

   Se recomienda hacer una desconexión del aparato puntual cuando el niño tenga pensado bañarse en la playa o en la piscina para asegurarse de que el dispositivo no se deteriore. Además, es fundamental prever con antelación estrategias en la administración de insulina y consultar con el médico antes de viajar.

   "Si la desconexión es inferior a cuatro horas, se deberá suministrar insulina de acción rápida mediante una pluma o jeringuilla para sustituir la infusión basal de insulina que tendría que entrar en ese momento con la bomba. Esto mismo también se puede hacer cuando las desconexiones son superiores a cuatro horas, suministrando inyecciones de insulina de acción rápida repetidamente cada tres y cuatro horas", ha afirmado el asesor de la fundación.

   Aunque, ha proseguido, hay personas que prefieren cubrir el periodo sin bomba mediante insulina regular con una inyección dos horas antes de quitarse la bomba, aunque en este caso la desconexión no debería ser mayor a cuatro y seis horas. En el caso de que la desconexión de la bomba de insulina sea superior a 24 horas, las recomendaciones se centran en administrar un tipo de insulina basal una vez al día o repartida en dos dosis.

   "En cualquier caso, en estas desconexiones temporales conviene monitorizar la glucemia de forma frecuente, ya que las posibilidades de que aparezca una hiperglucemia aumentan", ha recordado el doctor. Además, también es importante administrar la insulina necesaria durante las comidas, ya que el catéter de la bomba permanecerá en muchos casos más de dos horas sin insulina, por lo que existe un alto riesgo de que se obstruya.

   Por último, es recomendable no exponer la bomba directamente al sol y guardarla en un lugar protegido cuando se realice alguna desconexión. Si se viaja a una temperatura de más de 24 grados es necesario utilizar neveras portátiles o una bolsa de fría que no esté en contacto directo con el hielo para evitar su congelación.

   Una vez que se haya llegado al destino vacacional, es preferible mantener los botes de insulina que no se utilicen en un frigorífico a una temperatura de entre dos y diez grados.