Los hábitos cambian el cerebro

Gula, nevera, comida, ansiedad
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Actualizado: viernes, 22 enero 2016 21:57

   MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Una nueva investigación de científicos de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, sugiere que un hábito deja una marca duradera en circuitos específicos del cerebro, disponiendo a las personas a responder a sus ansias. Publicado en la edición digital de este jueves de la revista 'Neuron', el trabajo profundiza en la comprensión científica de cómo hábitos como la ingesta de azúcar y otros vicios se manifiestan en el cerebro y sugiere nuevas estrategias para romperlos.

   "Un día podremos ser capaces de dirigir estos circuitos en las personas para ayudarles a promover los hábitos que queremos y eliminar los que no queremos", dice la investigadora principal del estudio, Nicole Calakos, profesora asociada de Neurología y Neurobiología en el Centro Médico de la Universidad Duke.

   Calakos, experta en la capacidad de adaptación del cerebro, se asoció con Henry Yin, especialista en modelos animales de hábitos de conducta del Departamento de Psicología y Neurociencia de Duke. Ambos científicos son también miembros del Instituto de Ciencias del Cerebro de Duke.

   Sus grupos entrenaron ratones sanos para formar hábitos de ingesta de azúcar de diversa gravedad, un proceso que implicaba presionar una palanca para recibir pequeños dulces. Los animales que se engancharon a estas dosis de azúcar mantenían presionada la palanca incluso después de que se retiraran los dulces.

   Posteriormente, los investigadores compararon los cerebros de los ratones que se habían formado un hábito con los que no lo hicieron. En particular, el equipo analizó la actividad eléctrica en los ganglios basales, una compleja red de áreas del cerebro que controla las acciones motoras y los comportamientos compulsivos, incluyendo la adicción a las drogas.

   En los ganglios basales, dos tipos principales de caminos llevan mensajes opuestos: uno lleva una señal de 'ir', que impulsa la acción, el otro una señal de 'stop'. Los experimentos del estudiante graduado de Neurobiología de Duke Justin O'Hare encontraron que las vías de ir y parar estaban más activas en los ratones enganchados al azúcar hábito. O'Hare reconoce que no esperaba ver la señal de parada igualmente estimulada en los cerebros con el hábito formado, ya que ésta se ha entendido previamente que era el factor que ayuda a prevenir un comportamiento.

UNA MIRADA AL CEREBRO REVELA QUÉ RATONES TIENEN HÁBITOS

   Los investigadores también descubrieron un cambio en los tiempos de activación en las dos vías. En los ratones en los que se habían formado un hábito, la vía de ir se encenció antes que la de parar, mientras en los cerebros que no tenían ningún hábito, la señal de parada precedió a la de la marcha. Estos cambios en los circuitos cerebrales eran tan duraderos y obvios que fue posible predecir qué ratones habían formado un hábito con sólo mirar partes aisladas de sus cerebros en una placa de Petri.

   O'Hare subraya que las nuevas estrategias en materia de etiquetado utilizadas por los científicos de Duke permitió a los investigadores medir la actividad a través de docenas de neuronas en ambas vías simultáneamente en el mismo animal.

   El equipo observó que los cambios en la actividad de movimiento y parada se produjeron a través de toda la región de los ganglios basales que estaban estudiando a diferencia de subconjuntos específicos de células cerebrales. O'Hare dice que esto puede estar relacionado con la observación de que una adicción a una cosa puede hacer que una persona sea también más propensa a participar en otros hábitos poco saludables o adicciones.

   Para ver si se podía romper un hábito, los investigadores alentaron a los ratones a cambiar su hábito recompensándolos solamente si dejaban de presionar la palanca. Los ratones que fueron los más exitosos en abandonar el hábito tenían células de movimiento más débiles, pero todavía no está claro cómo podría traducirse este hallazago para ayudar a los seres humanos con los malos hábitos. Debido a que los ganglios basales está involucrado en una amplia gama de funciones, puede ser difícil dirigirse a ellos con medicamentos.

   Calakos señala que algunos investigadores están comenzando a explorar la posibilidad de tratar la adicción a las drogas mediante la estimulación magnética transcraneal o TMS, una técnica no invasiva que utiliza pulsos magnéticos para estimular el cerebro. "La TMS es una incursión para acceder a estos circuitos en enfermedades más graves", afirma, en particular, dirigirse a la corteza, un área del cerebro que sirve como entrada principal a los ganglios basales.