La exposición a la contaminación durante la niñez reduce las habilidades cognitivas en la vejez

Mayores y contaminación
Mayores y contaminación - UAM - Archivo
Publicado: viernes, 5 febrero 2021 17:36

MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -

La exposición a la contaminación durante la niñez reduce las habilidades cognitivas en la vejez, según han evidenciado investigadores de la Universidad de Edimburgo (Escocia) en un estudio publicado en el 'Journal of Alzheimer's Disease'.

Para alcanzar esta conclusión, los expertos analizaron a más 500 personas de aproximadamente 70 años utilizando una prueba que todos habían completado a la edad de 11 años. Posteriormente, los participantes repitieron la misma prueba a las edades de 76 y 79 años.

Se utilizó un registro de dónde había vivido cada persona a lo largo de su vida para estimar el nivel de contaminación del aire que habían experimentado en sus primeros años. El equipo utilizó modelos estadísticos para analizar la relación entre la exposición de una persona a la contaminación del aire y sus habilidades de pensamiento en la edad adulta. También consideraron factores del estilo de vida, como el nivel socioeconómico y el tabaquismo.

Los hallazgos mostraron que la exposición a la contaminación del aire en la infancia tenía una asociación pequeña, pero detectable, con un peor rendimiento cognitivo entre las edades de 11 y 70 años. "Por primera vez hemos demostrado el efecto que la exposición a la contaminación del aire muy temprano en la vida podría tener en el cerebro muchas décadas después. El primer paso hacia la comprensión de los efectos nocivos de la contaminación del aire en el cerebro y podría ayudar a reducir el riesgo de demencia para las generaciones futuras", han explicado los expertos.

Los investigadores dicen que hasta ahora no ha sido posible explorar el impacto de la exposición temprana a la contaminación del aire en las habilidades de pensamiento en la vida posterior debido a la falta de datos sobre los niveles de contaminación del aire antes de la década de 1990, cuando comenzó el monitoreo de rutina.

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