La epidemia de peste negra mejoró la supervivencia de generaciones posteriores

Calaveras peste negra
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Actualizado: lunes, 6 octubre 2014 21:34

MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -

La mortalidad humana y la supervivencia pueden haber mejorado en las generaciones posteriores a la peste negra o muerte negra, una de las epidemias más devastadoras de la historia de la humanidad que mató a decenas de millones de europeos en la Edad Media, entre los años 1347 y 1351, según los resultados publicados este miércoles en la revista 'Plos One' por la doctora Sharon DeWitte, de la Universidad de Carolina del Sur, en Estados Unidos.

Estudios anteriores han demostrado que la enfermedad se centró en adultos mayores y personas enfermas o débiles; pero se sabe poco acerca de los cambios sustanciales en la población, como la salud y la mortalidad global, antes y después de que sucediera.

A raíz de la epidemia, los niveles de vida, sobre todo la dieta, mejoraron y en este estudio, DeWitte examinó si las muertes de las personas débiles durante la peste negra, combinadas con el consiguiente aumento de los estándares de vida, pueden haber dado lugar a una postepidemia saludable de la población en Londres.

Desafortunadamente, la mayoría de datos disponibles se encuentra en la documentación histórica (por ejemplo, registros de impuestos y análisis post-mortem), pero en este estudio, DeWitte tomó muestras de cerca de 600 esqueletos pre y post peste negra de varios cementerios en Londres, analizó su edad y diseñó estimaciones de edad, riesgos de mortalidad y datos de la tasa de natalidad de estas muestras.

En las muestras de muertes post peste negra había una mayor proporción de adultos mayores, lo que sugiere que la supervivencia puede haber mejorado después de la epidemia. Además, los resultados del análisis de riesgos indican que los riesgos globales de mortalidad fueron más bajos en la población después de la peste negra que antes de la epidemia.

En conjunto, estos resultados pueden indicar una mayor supervivencia y una disminución de la mortalidad después de la peste negra y, por inferencia, la mejora de la salud en algunos grupos de edad después de la epidemia. Aunque otros factores podrían haber influido en estas diferencias, como la migración de personas a Londres después de la plaga, DeWitte sugiere que este estudio pone de manifiesto el poder que las enfermedades infecciosas pueden tener en la formación de patrones de salud y demográficos tanto a corto como a largo plazo.