La emergencia sanitaria del cáncer de páncreas

Cáncer de páncreas
FLICKR ED UTHMAN
Actualizado: martes, 10 noviembre 2015 11:50

   MADRID, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -

   El cáncer de páncreas no es de los más frecuentes en España, con 6.500 nuevos casos cada año (mientras que de otros como el de mama o el de pulmón se dan unos 25.000), pero su elevada letalidad y los avances que sí se están produciendo en otros tumores va a provocar que en los próximos 5-10 años se convierta en la segunda causa de muerte por cáncer, solo por detrás del de pulmón.

   "Es una emergencia sanitaria, no hay un tumor con tan mal pronóstico", ha asegurado en declaraciones a Europa Press el jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Alfredo Carrato, con motivo de una carrera popular organizada este domingo por la Asociación de Cáncer de Páncreas y la Asociación Española de Pancreatología con motivo del Día Mundial que se celebra el 13 de noviembre.

   Actualmente estos tumores tienen una mortalidad del 95 por ciento cinco años después del diagnóstico, ya que la supervivencia media está en unos 5-6 meses y solo uno de cada cuatro supera el año de vida.

   "El cáncer de páncreas está como el resto de tumores hace 30 años", ha apuntado este experto, que reconoce que el principal hándicap para no lograr mejorar su pronóstico está la dificultad de su diagnóstico, lo que hace que cuando se detecte el tumor esté muy avanzado "y ya no sea curable".

DIFÍCIL DIAGNÓSTICO, MAL PRONÓSTICO

   Los síntomas son muy variados y pueden corresponderse con otras alteraciones y, según ha explicado Carrato, "eso hace que se tarde muchos meses en el diagnóstico, y eso va en contra del pronóstico del paciente".

   Entre los más frecuentes destacan malestar abdominal que "aparentemente no tiene gravedad", malas digestiones, diarrea o deposiciones pastosas porque la grasa no se digiere, dolor de espalda o una diabetes repentina en paciente de 45-50 años.

   En la mayoría de los casos, salvo el 7-8 por ciento que tienen un origen familiar por causas genéticas, su aparición obedece a múltiples factores como el tabaco, el sobrepeso u otros trastornos, lo que también impide poner en marcha programas de detección precoz como hay en otros tumores (mamografías en cáncer de mama, sangre oculta en heces en colorrectal).

   Además, las pruebas que permiten detectarlo son complejas ya que es un órgano de difícil acceso y tiene en su interior enzimas digestivas, por lo que no se puede hacer biopsia desde fuera sino a través de una ecoendoscopia, cuya fiabilidad "es mucho menor".

   En cuanto a su tratamiento, el rápido desarrollo de la enfermedad es también un obstáculo de cara a experimentar con nuevas moléculas, ha reconocido este oncólogo.

SE TRATA A TODOS LOS PACIENTES POR IGUAL

   "Hay nuevas moléculas que se están testando, pero se consiguen pequeños progresos y con una distancia muy importante con respecto a otros tumores", según Carrato, que de hecho lamenta que en estos casos "no se ha llegado a la medicina personalizada como en otros tipos de cáncer y se sigue tratando a todos los pacientes por igual, a pesar de que hay diferentes subtipos".

   Ante esta situación, insiste en la necesidad de que todos los profesionales sanitarios, tanto especialistas como de Atención Primaria, estén mejor formados y sean conscientes de la problemática de estos tumores y de los síntomas que provoca "para identificarlos cuanto antes y que los pacientes tengan más supervivencia".

   Además, Carrato tiene sus esperanzas en que la generalización de las biopsias líquidas, basadas en la identificación en sangre de ADN tumoral circulante, contribuya a mejorar su detección en aquellas personas que presenten factores de riesgo o una sintomatología asociada.

   "En personas con antecentes familiares, en los que se hace un seguimiento anual, cuando se detectan lesiones iniciales se consiguen tratar con éxito con cirugía y la supervivencia es mucho mayor", ha aseverado.