El diagnóstico precoz para detectar la hemofilia adquirida, objetivo para controlar la enfermedad

Actualizado: lunes, 28 marzo 2011 14:46

MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -

El diagnóstico precoz para detectar la hemofilia adquirida, variante de la enfermedad no congénita, se ha convertido en un objetivo "prioritario" para los especialistas, ya que cuando no existen manifestaciones muy claras de la enfermedad y las complicaciones son de poca relevancia, puede no ser detectada.

Esta es una de las conclusiones que se han obtenido en las VIII Jornadas de Hemostasia, celebradas este fin de semana y patrocinadas por Novo Nordisk, que han reunido a medio centenar de expertos españoles. La hemofilia es una enfermedad que no tiene cura y está catalogada como rara debido al bajo número de personas que la padecen. Se trata de una patología congénita y, normalmente, hereditaria, producida por el déficit de algunos de los factores de coagulación de la sangre, como son, los factores VIII y IX.

No obstante, los avances que se han producido en los últimos 30 años han hecho que los pacientes que padecen hemofilia congénita estén diagnosticados y bien controlados porque hay tratamientos para evitar y paliar los síntomas de la enfermedad.

En opinión de la doctora Carmen Sedano, es importante identificar pronto a los pacientes que desarrollan hemofilia adquirida. "En algunos casos aparece como consecuencia de otras enfermedades o de la administración de ciertos medicamentos, sin embargo, en otras ocasiones no se puede identificar una causa (idiopáticos). Lo importante es que pueden producir hemorragias graves, en algunos casos de riesgo vital", ha explicado.

Hoy en día la esperanza de vida de un paciente hemofílico es prácticamente igual que la de la población normal y ésta ha aumentado considerablemente con el control de la enfermedad. Al respecto, la doctora Sedano ha apuntado que existen tres perfiles claros de pacientes.

Por un lado, los mayores de 30-35 años, que están ya limitados por secuelas de problemas hemorrágicos anteriores; los del nivel intermedio, aquellos entre 20 y 35 años, que han tenido mejores alternativas terapéuticas y tienen muy pocas secuelas con las que convivir y, en el tercer nivel, se encuentran los niños, quienes están completamente controlados y no tienen casi ninguna complicación".