Las diabéticas deben adaptar la insulina a las necesidades metabólicas del embarazo

Fulvia Mancini
CLÍNICAS EVA
Actualizado: martes, 5 abril 2016 15:39

   MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La ginecóloga responsable médica de Clínicas Eva en Cataluña, Fulvia Mancini, ha recordado, con motivo de la celebración, este jueves, del Día Mundial de la Salud y que este año se centra en la diabetes, que las mujeres con esta enfermedad deben adaptar el tratamiento de insulina a las necesidades metabólicas del embarazo.

   En este sentido, la experta ha explicado que, aunque los tratamientos para controlarla son eficaces, no se conoce el mecanismo exacto por el que se desencadena la diabetes gestacional. Sin embargo, añade, se sabe que ciertas hormonas producidas por la placenta bloquean la acción de la insulina en el cuerpo materno.

   "Este mecanismo se llama 'insulino-resistencia' y hace que a la madre le cueste más metabolizar la insulina, pudiendo llegar a necesitar hasta tres veces más. La diabetes gestacional empieza cuando el cuerpo ya no es capaz de producir una cantidad suficiente de glucosa que se acumula en la sangre en lugar", ha analizado.

   Este inicio y su posterior desarrollo no van acompañados de síntomas específicos, pero al tratarse el embarazo de un periodo muy controlado a nivel indicadores básicos de salud, cualquier alteración en los mismos se detecta ya en las primeras semanas. Además, entre la semana 24 y la 28, se realiza una prueba específica para detectar la diabetes gestacional.

   El baremo de cada doctor, teniendo en cuenta el historial de la paciente, es más o menos flexible a la hora de diagnosticarla, pero fluctúa entre los 130 y los 140 mg/dl, es decir, miligramos de glucosa, por cada decilitro de plasma sanguíneo.

   "El objetivo es alcanzar niveles de glucosa en la sangre similares a los de una mujer que no tenga diabetes. Por eso hay que seguir una dieta rigurosa (hecha por un nutricionista o un endocrinólogo), un control diario de los niveles de azúcar en la sangre, actividad física diaria e inyecciones subcutáneas de insulina", ha recalcado la experta.

ALIMENTOS RECOMENDABLES

   En cuanto a los alimentos, concreta, los más recomendables son los que tengan un Índice Glicémico bajo (IG) y que sean ricos en calcio, potasio, magnesio, fibras y vitaminas A, E y C. Por ejemplo, el salmón, las nueces, las judías, las espinacas, los frutos cítricos, los tomates, la leche y el yogur desnatados, y los arándanos.

   "Resulta imprescindible evitar todo lo que es repostería o que lleva grasas saturadas cómo el chocolate, la mantequilla, las salsas, o lo que incluya en su composición grasa hidrogenada, como los 'snacks', las patatas fritas y la repostería industrial", ha comentado, para destacar la importancia de la práctica de ejercicio físico diario, siempre supervisado por el ginecólogo y adaptado a cada semana del embarazo, para evitar complicaciones.

   En cuanto a una segunda o tercera gestación, la ginecóloga apunta que dos de cada tres mujeres que han desarrollado diabetes gestacional volverán a repetir diagnóstico en un segundo embarazo.

CÓMO AFECTA AL BEBÉ

   Por otra parte, los bebés con madres diabéticas no tratadas pueden nacer con sobrepeso, con las dificultades y riesgos que esto entraña en el parto, y con posibles problemas de obesidad y respiratorios.

   La insulina no pasa la barrera placentaria, explica la experta, pero el exceso de glucosa sí, esto genera hiperglucemia en el feto, cuyo páncreas tiene que producir más insulina para disminuir los niveles de glucosa. La glucosa en exceso se convierte en energía que se acumula en forma de grasa.

   "El resultado es un macrosoma, un feto muy grande. Los macrosomas tienen un riesgo más alto de lesiones durante el parto, de hipoglucemia 'postpartum', y de problemas respiratorios. Los recién nacidos con macrosomía luego se transforman en niños con alto riesgo de obesidad y adultos con más propensión a desarrollar diabetes tipo II", ha zanjado.