Botellón, recurso
HOSPITAL RUBER JUAN BRAVO
Actualizado: miércoles, 16 noviembre 2016 13:07

   MADRID, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -

   Iniciarse en el consumo de alcohol entre los 11 y los 13 años se asocia con una mayor frecuencia de síntomas psicopatológicos, como hostilidad y agresividad, tanto presentes como futuros, "así como una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales en etapas más avanzadas de la vida", según señala el director Científico de la Unidad de Personalidad y Comportamiento del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, el doctor José Luis Carrasco.

    Este experto recuerda que sucesos como la muerte de una niña de 12 años por coma etílico, ocurrida hace una semanas, demuestra que la sociedad "está empujando sin ser plenamente consciente de ello a los adolescentes y a los jóvenes hacia el botellón". "No ofrecemos alternativas de ocio saludables e interesantes para ellos que sean totalmente accesibles y, sobre todo, permanentes. De nada sirve ofrecer un sábado una fiesta u otro día cine, si estas alternativas no cubren los fines de semana de todo el año", afirma.

   A su juicio, una supuesta forma de creer que se puede controlar lo incontrolable es el tan extendido y permitido, 'botellón supervisado'. "Los adultos sabemos, pensamos e interiorizamos de forma constante que hay comportamientos adolescentes difíciles de frenar, pese a largas charlas y consejos. Advertimos de los riesgos y las consecuencias del consumo de alcohol y drogas, pero en este camino solemos olvidar que los menores siguen siendo niños indefensos incapaces de cuantificar el alcance de sus actos".

   En su opinión, "ofrecerles la posibilidad de utilizar recintos, espacios, vigilados por policía y con la seguridad de ambulancias apostadas, para consumir, es enviarles justamente el mensaje contrario que deseamos que interioricen".

El Plan Nacional contra las Drogas muestra que el inicio de consumo de alcohol se está retrasando y ahora se sitúa en los 13 y 14 años. El problema, destaca el doctor Carrasco, "es que no podemos perder de vista que estamos hablando de chicos y chicas de 13 años", y que, además, el patrón de consumo ha cambiado y la forma de inicio ya no es progresiva, sino de golpe en 'el botellón'.

LOS SIGNOS DE ALERTA

   El experto recuerda que padres, profesores y autoridades deben estar alertas ante los signos que delaten un posible abuso de alcohol en menores, para poder prevenir las consecuencias futuras que se pueden derivar de este tipo de abuso. Entre los posibles signos se diferencian los psicológicos, los físicos, los cognitivos y los psicosociales.

   Así, en el caso de los síntomas psicológicos se observarán cambios drásticos en el rendimiento académico, cambio de grupos de amigos, pérdida de interés en actividades previamente disfrutadas, disminución de la higiene personal, cambios de comportamiento explícitos, súbita e inexplicable necesidad de dinero, aumento de las luchas interpersonales, conductas inusualmente pasivas o argumentativas o aumento de los problemas legales.

   Mientras que en los físicos es normal percibir el olor de alcohol en la respiración o la ropa, ojos vidriosos o inyectados de sangre, piel enrojecida, discurso torpe y distorsionado, cambios en el patrón de sueño, notable deterioro de la apariencia física, problemas de coordinación o visión doble.

   En tercer lugar están los síntomas cognitivos, que son aquellos relacionados con la dificultad para concentrarse, el déficit de memoria a corto plazo, dificultad para prestar atención durante la clase; finalmente, están los psicosociales que es cuando el adolescente muestra depresión, cambios de humor o ansiedad.

    "El alcohol conduce a los adolescentes y jóvenes hacia conductas de riesgo, como aumento de riesgo de consumir otras drogas, falta de protección sexual, son más propensos a desarrollar problemas de conducta, además de elevar el riesgo de depresión, suicidio, trastornos de personalidad, entre otros", recuerda el doctor Carrasco.

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