Cómo mantener la calma

Corazón
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Actualizado: viernes, 4 diciembre 2015 12:19

MADRID, 2 Abr. (INFOSALUS) -

La ira eleva la presión sanguínea y el riesgo de enfermedad cardíaca y ataque cardíaco. A cualquier edad, reaccionar con rapidez y furia ante situaciones estresantes puede poner en riesgo al corazón.

En un estudio de las instituciones médicas Johns Hopkins, los hombres jóvenes en particular que reaccionaban ante el estrés con ira tenían tres veces más riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca prematura. Estos hombres eran también cinco veces más propensos a tener un ataque cardíaco precoz incluso sin signos de enfermedad cardíaca.

En este trabajo de investigación, más de 1.300 hombres fueron seguidos por más de tres décadas, comenzando cuando estaban en la facultad de Medicina. Los investigadores concluyeron que los temperamentos más fuertes predecían la enfermedad cardíaca mucho tiempo antes de que lo hicieran los marcadores como la diabetes o la hipertensión.

Las personas que se enfadan a menudo y fracasan en la gestión de estas emociones son más propensas a tener problemas cardíacos, incluyendo el ataque cardíaco, muestran las investigaciones de la Johns Hopkins y otras instituciones de salud importantes.

La incidencia de ataque cardíaco fue casi cinco veces superior en las dos horas siguientes a un ataque de ira y el riesgo de ictus aumentó en tres veces, según un estudio del año 2014 publicado en la revista 'European Heart Journal'. El estudio mostraba que cuanto más intensos o frecuentes eran estos arrebatos, mayor eran los riesgos cardíacos de la persona.

En cuanto a la posible conexión entre ira y corazón, los especialistas señalan que la ira aumenta la producción de las hormonas del estrés denominadas catecolaminas. Estas hormonas aumentan la presión sanguínea y participan en el desarrollo de las placas que obstruyen las arterias, lo que con el paso de los años puede conducir a enfermedad de la arteria coronaria.

"Pero los efectos perjudiciales de la ira pueden ser también rápidos", señala el doctor Ilan Wittstein de las instituciones Johns Hopkins, "un pico repentino de catecolaminas durante los ataques de ira puede ocasionar ataques cardíacos, ritmos cardíacos letales y un debilitamiento rápido del músculo cardíaco, un trastorno conocido como cardiomiopatía por estrés o síndrome del corazón roto, que se produce sobre todo en mujeres".

Los investigadores de las Instituciones Médicas Johns Hopkins apuntan desde su web dirigida a pacientes los siguientes consejos para manejar esta emoción estresante:

1. Toma distancia
Detenerse un momento e intentar salir de la situación que nos enfurece puede ayudarnos a pensar sobre el tema de una forma más lógica. Cuenta hasta 10 o aléjate unos pasos del lugar en el que estás. Este sencillo consejo puede ayudarte a romper con el hábito de reaccionar con irritación.

2. Busca ser asertivo y no agresivo
Puedes posicionarte en tu opinión y expresar tus sentimientos sin gritar, apuntar con el dedo, hacer amenazas y mostrar los puños cerrados. Estas respuestas emocionales exageradas no son necesariamente constructivas para hacer valer tu opinión o conseguir tus objetivos. Lo único que se consigue al final es que la otra persona esté a la defensiva o que también se enfade.

3. Aprende herramientas de relajación
Tácticas como la respiración profunda pueden ayudarte en el calor del momento. Entrenarte en meditación, yoga y atención plena puede también ser una ayuda para relajarte en general.

4. Reducir tus factores de riesgo cardíaco
Si eres propenso a la ira, es también una buena idea trabajar para controlar los factores de riesgo más importantes como la presión sanguínea y el colesterol, señala Wittstein.

5. Habla con tu médico
Además de gestionar los factores de riesgo cardíaco es posible controlarlos, como el colesterol alto, si tienes antecedentes de enfermedad cardíaca y problemas controlando la ira, hay algunas evidencias de que los beta-bloqueadores podrían reducir el riesgo de ataque cardíaco. Tu médico podría aconsejarte sobre dónde acudir para que te ayuden a controlar la ira y aprender a reaccionar de forma más constructiva.