El cerebro de las personas y los chimpancés tiene una "extraordinaria" capacidad de adaptación

Chimpancé bonobo
WIKIMEDIA COMMONS/ PIERRE FIDENCI
Actualizado: lunes, 6 octubre 2014 16:23

MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -

Un equipo liderado por la investigadora española Aida Gómez-Robles, del departamento de antropología de la Universidad George Washington (Estados Unidos) ha mostrado que los chimpancés y las personas comparten cerebros con una capacidad de adaptación "extraordinaria".

En concreto, el trabajo, que ha sido publicado en 'Nature Communications' y recogido por la plataforma Sinc, se ha basado en un análisis cuantitativo de la forma de casi 200 cerebros de chimpancés y de otros tantos cerebros humanos estudiados a través de resonancias magnéticas estructurales.

De esta forma, los investigadores han comprobado que la independencia relativa de distintas regiones del cerebro en humanos y chimpancés puede haber hecho que este órgano en ambas especies sea especialmente propenso a responder a determinadas presiones selectivas. Esto habría dado lugar a un patrón de evolución en mosaico, por el que distintas adaptaciones cerebrales han aparecido en distintos momentos de la historia evolutiva.

Y es que, a pesar de la complejidad funcional del cerebro humano, los factores más importantes que determinan su variación son simplemente las interacciones entre regiones adyacentes, que varían de manera coordinada. Por el contrario, las partes que están separadas conservan la capacidad de evolucionar de manera independiente de otras regiones.

"Este patrón de variación es sorprendentemente similar al observado en chimpancés a pesar de las claras diferencias cognitivas y comportamentales entre las dos especies", ha aseverado Gómez-Robles.

Por tanto, los resultados de este trabajo indican que el cerebro es capaz de responder de manera flexible a determinadas presiones selectivas. Sin embargo, según ha comentado la experta, la identificación de esos factores selectivos y de los cambios anatómicos que están ligados a ellos exige un entendimiento mucho más profundo de la relación que existe entre la variación anatómica del cerebro y nuestro comportamiento, aspectos a los que ni la antropología ni la neurobiología han podido dar aún explicaciones completas.