Casi un tercio de los adolescentes tiene un uso abusivo de Internet y el teléfono móvil

Adolescente, mujer usando su teléfono móvil, smartphone
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Actualizado: miércoles, 27 junio 2018 11:12

MADRID, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -

Solo un 32 por ciento de los adolescentes madrileños hace un uso adecuado de Internet, mientras que el 31,5 por ciento muestra señales de riesgo, un 23,3 mantienen una conducta de uso abusiva y un 13,2 muestra una clara dependencia comportamental en el uso de la red, de acuerdo con lso resultados de un estudio realizado por la Cátedra para el Desarrollo Social de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), que será expuesto este miércoles en las III Jornadas de Adicciones Comportamentales y Patología Dual, organizadas por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).

El informe, 'Uso y abuso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación por adolescentes. Un estudio representativo de la ciudad de Madrid', que ha contado con una muestra de 2.341 estudiantes de 4º de la ESO (15 y 16 años) de centros educativos públicos, concertados y privados de la ciudad de Madrid, es el primer estudio que analiza una muestra representativa de adolescentes escolarizados en una gran ciudad occidental para explorar el uso y abuso de las TIC y su relación con indicadores de salud mental.

Los resultados apuntan a una gran prevalencia de problemas asociados al abuso de las TIC entre los adolescentes de 15 y 16 años. Así, el estudio revela que más de la mitad de los adolescentes hacen un uso inadecuado del teléfono móvil: un 28,4 por ciento muestra un uso de riesgo, un 21 hace un uso abusivo y un 8 presenta dependencia de su smartphone.

En cuanto al uso de la aplicación de móvil 'Whatsapp', un 43,5 por ciento de los adolescentes presenta una conducta problemática en su uso. Concretamente, un 21 por ciento de los adolescentes muestra un uso de riesgo, un 14,5 un abuso y un 8 una dependencia.

El estudio alerta de que el hecho de que casi la mitad de la muestra de adolescentes presente en mayor o menor grado un uso problemático de estas aplicaciones puede establecer "patrones que persistan a lo largo del tiempo, y que tienen una relación directa con indicadores de mal aprovechamiento académico".

En cuanto a las redes sociales, los adolescentes madrileños mostraron en casi un 40 por ciento un uso problemático: un 19 mostró un uso de riesgo, un 13 un abuso y un 7 una dependencia. En el caso de los videojuegos, un 24 por ciento de la muestra mostró un uso de riesgo, un 12,5 un abuso y el 5,7 una dependencia.

El 5 por ciento de los adolescentes declara jugar con mucha frecuencia en webs de apuestas deportivas y casi un 12 lo ha hecho en alguna ocasión. Éste es un problema mayoritariamente de los adolescentes varones. El 4 por ciento de los adolescentes afirma contar con el permiso de sus padres cuando gasta dinero en Internet y un 15 dice hacerlo sin su consentimiento.

USO PROBLEMÁTICO DE LAS TIC Y SALUD MENTAL

Las jornadas abordarán este y otros temas relacionados con las adicciones comportamentales, como el juego, las redes sociales, los videojuegos, el sexo o las compras, y las bases neurológicas que las sustentan.

Psiquiatratas, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales o auxiliares de enfermería serán algunos de los profesionales que intervendrán en este espacio, que ha sido inaugurado por el porfesor Enrique Echeubarúa, catedrático de Psicología en la Universidad de País Vasco, con su conferencia '¿Adicto a Internet o adictos en Internet?'.

Tras su intervención, ha sido el turno de Inés González Galnares, jefa de sección del Departamento de Prevención del Instituto de Adicciones de Madrid Salud, institución del Ayuntamiento de Madrid que ha participado en la organización de este encuentro. González ha narrado cómo a través de este Instituto intervienen en la prevención del uso problemático de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el ámbito familiar.

Su programa de intervención es breve, con atención presencial de un máximo de seis semanas, y en ocasiones con trabajos en grupo o módulos para atajar la problemática del uso abusivo de estas nuevas tecnologías. "Ahora hay una manera distinta de realacionarse, por lo que es importante que haya unas ciertas normas para que este problema no se convierta en una conducta adictiva", ha señalado la experta, que ha remarcado la diferencia entre "consumo habitual, uso problemático y conducta adictiva".

La clave, a su juicio, es que el seno de la familia, ya sean los padres o las figuras con autoridad, como abuelos o hermanos mayores, es que haya "consenso" en la forma de atajar el problema. "Muchas veces acuden a nosotros pensando que su hijo tiene un probllema con las redes sociales o los videojuegos, pero en la mayoría de los casos no es así", ha comentado González.

"SE HA VULGARIZADO EL CONCEPTO DE ADICCIÓN"

En este sentido, la doctora María Pérez López, jefa de Servicio de Atención Integral del Instituto de Adicciones de Madrid Salud, ha reconocido que se ha "vulgarizado" el concepto de adicción: "Incluso los propios adolescentes reivindican que son adictos o están 'viciados'". Así, ha distinguido que los varones suelen presentar adicción a los videojuegos, mientras que la mayoría de casos que tratan sobre redes sociales es con mujeres.

"Los videojuegos están diseñados para que cada vez jueguen más y más, tienen una fuerte capacidad de generar adicción. Incluso en algunos videojuegos se les sanciona cuando dejan de jugar", ha criticado la especialista, que ha puntualizado que la situación se torna más grave cuando "se confunde la realidad con las tecnologías".

Desde su servicio se establecen tres tipos de perfiles. El primero, el más leve, engloba a aquellos adolescentes que abandonan otras actividades o esferas sociales para dedicar esas horas a una adicción. "Estos se pueden revertir gracias a la intervención familiar", ha explicado la doctora Pérez López.

Un grupo "más preocupante" son aquellos que comienzan a eliminar completamente aquellos que retrasan o dejan sus relaciones personales para relacionarse solo, y únicamente, con aquellos que comparten su adicción.

En última instancia se sitúan aquellos en los que la actividad placentera en su día a día está centrada solo en este vicio y, además, se fracasan en todos los intentos de poner límites. En este grupo, la experta ha señalado que se ponen en marcha terapias en las que se trabaja su deseo, autocontrol o autoestima, y se intentar reparar esas relaciones con amigos dañadas.