Breve guía sobre apego

Madre e hija.
Madre e hija. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / JEFF BERGEN - Archivo
Publicado: martes, 28 enero 2020 8:17

   MADRID, 28 Ene. (EDIZIONES) -

   Acabas de llegar al hospital para ver al recién nacido de un familiar. Ese nuevo ser es 100% inmaduro, lo que le convierte en dependiente de sus progenitores. Somos la especie que necesitamos pasar mayor cantidad de años con nuestros padres hasta alcanzar la madurez y la autonomía, y esto está relacionado con el apego.

    "El apego es un vínculo de contenido emocional que se da entre el bebé, el niño, el adolescente y sus cuidadores, generalmente sus padres biológicos o adoptivos, aunque a veces también lo son los abuelos, los tíos, o los tutores legales", indica en una entrevista con Infosalus el psicólogo clínico Rafael Guerrero, coautor junto a Olga Barroso de 'Cuentos para el desarrollo emocional. Desde la teoría del apego' (Editorial Sentir).

   En concreto, se trata de un vínculo asimétrico, según describe, donde quien se encarga de cubrir las necesidades de tipo emocional son los papás hacia los niños y "no al revés", según resalta, porque a veces sucede lo contrario y son los hijos adolescentes los que se encargan de los padres. "Se trata de una relación vertical, donde el fuerte, el que proporciona esos cuidados, el que está arriba en la relación es el padre o madre, y el débil y que depende de ese ser es el bebé", puntualiza.

   El apego, según cuenta el experto, se forja desde la tripa, desde el embarazo, pero se da a lo largo de todo el ciclo vital de la persona. "Estamos constantemente apegándonos y desapegándonos de personas durante nuestra vida. Por eso en casos dramáticos, en el momento de nacer si al bebé se le separa de la madre, representa un elemento traumático para el mismo", indica el también doctor en Educación.

La diferencia del apego en la infancia y en la edad adulta es que, según indica Guerrero, en los pequeños se apegan a sus padres por cuestión de supervivencia, mientras que en el estado adulto nos relacionamos. "Pero no suelo decir que me apego a mi pareja o hijos, sino que nos vinculamos como seres sociales que somos. Constantemente nos vinculamos y desvinculamos de gente. Nos casamos. Nos separamos. Nos volvemos a juntar con otra pareja, por ejemplo", sostiene.

   Así, el también director de Darwin Psicólogos recalca que el apego es "básico y fundamental para la supervivencia", y como mamíferos dependientes nos apegamos a nuestros cuidadores, a quienes se encargan de satisfacer nuestras necesidades fisiológicas y emocionales, porque si no moriremos.

LO RECOMENDABLE: EL APEGO SEGURO

   Con todo ello, el miembro de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPP) destaca que lo recomendable es tener un apego seguro porque si como padres o profesionales somos capaces de desarrollar un apego seguro en nuestro hijo éste será capaz de tener la autoestima positiva, capacidades de regulación emocional, o ante obstáculos de la vida tener un margen o estrategias para poder afrontarlos.

   "El apego seguro es sinónimo de protección, no sobreprotección eso sí. Estos niños sufren, como se sufre en la vida, pero tienen estrategias y cuentan con un colchón para afrontar esas situaciones, entienden que el error es parte de la vida y fruto del aprendizaje, se socializan mucho mejor, tienden a la autorrealización, son conscientes de lo que hacen", remarca.

   Eso sí, advierte de que todos queremos que todos nuestros hijos tengan un apego seguro, pero dice que no es cuestión de querer en este caso, sino de poder. "No todos lo conseguimos. El apego es inconsciente e involuntario, se hereda (no genéticamente) es algo educativo, ambiental, se hereda en ese aspecto, y se transmite de generación en generación de manera inconsciente. A pesar de que un 99% de los padres queramos desarrollar apego seguro en nuestros hijos, sólo un 55%-60% lo conseguirá", resalta el psicólogo clínico.

   Por tanto, remacha que el apego seguro es un factor de protección y para poder transmitirlo se ha tenido que recibir ese apego seguro de los padres o tutores. "Generación tras generación transmitimos la manera de relacionarnos y vincularnos con los demás. Si yo como padre no he tenido un padre que me ha demostrado esa sensibilidad y me ha cubierto mis necesidades yo no voy a poder hacerlo. No es cuestión de darse cuenta, no consiste en querer sino poder, y yo sólo puedo si a mi me lo han demostrado, que va a suponer un factor de protección", agrega Guerrero.

   Es más, defiende que si no se ha recibido un apego seguro desde la infancia por los motivos que sean, tiene solución: la psicoterapia. No obstante, si se ha recibido ese apego seguro de los padres, el transmitírselo a los hijos determina que es "coser y cantar" porque el padre tendrá una manera sana de relacionarse, de entender las emociones del hijo, de regularlas. "Tendemos a reproducir lo que conocemos", insiste.

   Por todo ello, las dos características básicas en el apego seguro son la protección y la capacidad de autonomía:

   1.- Protección y vinculación. Es lo que define el apego seguro, la capacidad de los padres de vincularse de manera sana con el niño, de protegerle, de darle seguridad, cariño, aunque siempre en su justa medida, porque el padre sobreprotector protege en exceso, y es contraproducente.

   2.- Capacidad de autonomía, permitir que hagan las cosas a su manera, que exploren.

   "Ninguna de las dos se fuerzan, cada uno a su ritmo y en su justa medida. El apego seguro es capaz de equilibrar varios, sabe cuándo debe vincularse con el niño porque esta triste o siente miedo, le protege, le da el cariño, y sabe también cuando debe permitirle que se separe física y emocionalmente de los padres. Son los dos pilares básicos del apego seguro", precisa el especialista.

EL APEGO INSEGURO: CUANDO ALGO FALLA

    Finalmente, subraya que el apego inseguro, tiene lugar en un 40% de los casos, y tiene lugar cuando esa vinculación o autonomía fallan. Existen varios tipos:

.- APEGO INSEGURO EVITATIVO: Si tengo un papá que no se vincula con su hijo y lo que hace es darle demasiada autonomía, eso es un apego evitativo, porque esos padres evitan el mundo emocional. Son padres fríos, estrictos, autoritarios, que no vinculan con sus hijos y les exigen que sean muy autónomos porque la vida es muy dura y no estarán para protegerles. Tienen lugar en un 20% de la población.

   .- APEGO INSEGURO ANSIOSO- AMBIVALENTE: Si tenemos un padre que sobreprotege y en cuanto a la autonomía no le da la suficiente, son padres sobreprotectores y no les aportan a sus hijos ninguna autonomía. Sucede en un 10-15% de casos.

   .- APEGO DESORGANIZADO. Ni hay autonomía, ni hay vinculación. Ocurre en un 5%-10% de casos, donde los padres suelen tener trastornos depresivos, son abusadores, maltratadores. "Si yo estoy mal cómo te voy a cuidar a ti. Estos niños desarrollan un apego desorientado. Están totalmente desvinculados. No tienen ningún tipo de referencia".