El bicarbonato sí reduce la sensación de acidez, pero ¿hace algo más?

Mano Femenina Sosteniendo Sobre Un Vaso De Agua Un Sobre De Bicarbonato.
Mano Femenina Sosteniendo Sobre Un Vaso De Agua Un Sobre De Bicarbonato. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / EVGENIY SKRIPNICHENKO
Publicado: lunes, 5 agosto 2019 8:25

MADRID, 5 Ago. (EDIZIONES) -

Al bicarbonato de sodio, un compuesto formado por sodio, carbono, oxígeno e hidrógeno, se le atribuyen multitud de beneficios, entre los que destacan la pérdida de peso o que cura diversas enfermedades. Sin embargo, las propiedades de este compuesto que actúa como antiácido estomacal no son tan 'milagrosas'.

"La fama del bicarbonato de sodio se debe a sus efectos positivos a nivel de neutralizar la sensación de acidez estomacal principalmente, pero también a otras múltiples funciones que se le atribuyen y que no están científicamente demostradas", explica la secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Andrea Calderón. Pero, según confirma la experta, "la gran mayoría de los beneficios que se hablan de él no son ciertos".

"Quitando su utilidad en la reducción de la acidez y ardor estomacal, no lo recomendaría para nada más", hace hincapié Calderón, que sí valora su efecto en malas digestiones o comidas indigestas. "En general, su recomendación a nivel de salud sería para reducir su malestar por acidez, sensación de ardor e indigestión", concreta la experta.

Su modo de uso es sencillo. "Si decidimos tomarlo, se suele tomar una cucharadita pequeña de café disuelto en un vaso de agua, removiéndolo bien hasta que desaparezca la efervescencia. Después no hay más que beberlo", expone Calderón, que agrega que "se recomienda tomarlo durante o justamente tras la comida que nos resulte indigesta".

La reducción del efecto ácido de algunos alimentos se puede llevar a cabo también antes de la ingesta. La también dietista-nutricionista explica que el bicarbonato tiene utilidad si se añade a platos preparados como la legumbre durante el tiempo de remojo "para que resulten menos indigestas o den menos sensación de gases o de acidez".

La experta pone otros dos ejemplos, todos relacionados con la acidez. "En otros alimentos ácidos como una salsa de tomate sirve para neutralizar su acidez tanto a nivel de sabor como tras su consumo en la digestión", indica Calderón. Además, en repostería "sirve para dar una textura y esponjosidad mayor, ya que al mezclarlo con sustancias ácidas como los lácteos o el limón desprende dióxido de carbono, dando lugar al efecto levadura", concluye la secretaria científica de SEDCA.

Otro de los puntos fuertes del bicarbonato es que no tiene "apenas" efectos secundarios y, si los hay, "son muy improbables y, además, no son de riesgo: flatulencias o sensación de náuseas como mucho", reconoce Calderón. Así, su consumo moderado no es peligroso, pero hay que tener en cuenta sus posibles perjuicios si se toma sin control o muy a menudo.

NO PASARSE Y CUIDADO CON LA INTERACCIÓN MEDICAMENTOSA

"Como todo, debemos evitar pasarnos o, sobre todo, evitemos tomarlo durante un tiempo prolongado para prevenir acidez. No es recomendable tomarlo asiduamente, sino mejor en momentos puntuales o unos días seguidos, pero no más de una semana", explica la experta, que pone nombre al peligro de un uso prolongado: la alcalosis sistémica.

En este contexto, la experta no recomendaría tomarlo más de una vez al día, o de dos puntualmente como máximo. "Además, es preferible que antes de tomarlo preguntemos a un profesional sanitario que nos asesore, puesto que interacciona con varios medicamentos de uso común como los antiinflamatorios no esteroideos, antibióticos y medicamentos altos en hierro si nos los tomamos juntos", agrega Calderón.

El problema es que "podría afectar de tal forma que aumente el efecto de estos fármacos o, por el contrario, que reduzca su utilidad. En el caso de tomar medicamentos con los que interacciona podremos tomar también bicarbonato, pero espaciado al menos dos o tres horas en el tiempo", apunta la experta.

Por otro lado, Calderón avisa de que no deben tomarlo embarazadas ni mujeres en lactancia materna, niños menores de 14 años en general o personas con determinadas patologías, como las cardíacas, renales, con hipocalcemia, hipoclorhidria problemas intestinales o apendicitis. Y, por último, "si tomamos diuréticos también es preferible preguntar a un profesional sanitario para que controle su consumo", completa Calderón.