La adaptación a las grandes alturas depende de los genes

Tibet
REUTERS
Actualizado: miércoles, 18 noviembre 2015 7:43

   MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -

   La cantidad de oxígeno en el aire que respiramos es el 21 por ciento, con la excepción de las personas que viven en zonas extremas de la gran altitud en el Tíbet o las montañas andinas. Un equipo de expertos ha identificado ahora un conjunto de genes que pueden resultar fundamentales para esa adaptación humana a vivir a gran altitud, como se revela en un artículo que se publica en la edición digital avanzada de 'Molecular Biology and Evolution'.

   El equipo, dirigido por Kevin White y Gabriel Haddad, de la Universidad de Chicago y la Universidad de California San Diego, en Estados Unidos, respectivamente, se centraron en la mosca de la fruta e identificaron más de 100 genes que pueden influir en la adaptación a gran altitud, con más de 40 genes similares que se encuentran en los seres humanos.

   Usando la evolución experimental seguida de la secuenciación del genoma (llamado "desarrollo y re-secuencia"), el equipo de investigación crió tres poblaciones de moscas de la fruta bajo graves condiciones de hipoxia durante muchas generaciones. Al secuenciar las moscas tolerantes a la hipoxia (que sobreviven con sólo el 5 por ciento de oxígeno en la 13 generación), identificaron 3.800 mutaciones individuales, muchas de ellas mapeadas en menos de 66 regiones genómicas y que priorizaron un total de 99 genes candidatos de la mosca de la fruta.

   Muchas de ellas se asociaron principalmente con el desarrollo del sistema respiratorio en moscas de la fruta. "En un homenaje a los legendarios montañeros sherpa de Nepal, nombramos tres de los genes de la mosca de la fruta previamente no identificados implicados en el recableado metabólico como Pasang Lhamu, Tenzing Norgay y Phurba Tashi", explica Aashish Jha, estudiante graduado en el laboratorio de Kevin White y primero autor del trabajo.

   Cuando el equipo de investigación examinó genes similares en poblaciones de alta montaña, encontraron varias diferencias de mutaciones únicas entre las poblaciones humanas de gran altitud y sus vecinos de las tierras bajas.

   Datos comparativos de humanos andinos (n=10), sherpas (69) tibetanos (96) y de las tierras altas de Etiopía (165) mostraron que de los 102 genes humanos que son similares a los 55 genes de hipoxia de la mosca de la fruta, más de 40 parecen permitir tolerar la hipoxia en los sherpas, los tibetanos y los montañeses etíopes. Un número más pequeño (n=21) de los genes fueron compartidos en la población andina, que puede deberse al pequeño tamaño de la muestra (de sólo 10 individuos).

   "Estos resultados muestran que, para nuestra sorpresa, la variación genética en los mismos tipos de genes puede producir resistencia a la hipoxia en los seres humanos y las moscas de la fruta. Este resultado implica que incluso a través de cientos de millones de años de evolución, los organismos pueden llegar en soluciones convergentes durante la adaptación a tipos similares de cambio ambiental", subraya White.