¿Qué tiene que ver el cambio climático con las piedras en el riñón?

Recursos de calor, verano, sol, buen tiempo
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 11 julio 2014 11:55

MADRID, 11 Jul. (Infosalus/EP) -

   Conforme las temperaturas diurnas aumentan, también lo hace el número de pacientes que buscan tratamiento para los cálculos renales. En un estudio que reflexiona y predice el impacto del calentamiento del planeta en la salud humana, un equipo de investigación del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, encontró un vínculo entre los días calurosos y los cálculos renales en 60.000 pacientes en varias ciudades de Estados Unidos con diferentes climas.

   "Hemos encontrado que conforme las temperaturas diurnas se elevan, hay un rápido aumento en la probabilidad de pacientes con cálculos renales en los siguientes 20 días", destaca el líder del estudio, Gregory E. Tasian, urólogo pediátrico y epidemiólogo de CHOP, experto en cálculos renales del centro hospitalario y miembro del Centro de Efectividad Clínica Pediátrica (CPCE, por sus siglas en inglés).

   Tasian, Ron Keren, también de CHOP y CPCE, y colegas de otros centros publican sus resultados este jueves en 'Environmental Health Perspectives', la revista del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental. El Proyecto de Enfermedades Urológicas en América, apoyado por el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, patrocinó el estudio.

   El equipo analizó los registros médicos de más de 60.000 adultos y niños con cálculos renales entre 2005 y 2011 en Atlanta, Chicago, Dallas, Los Ángeles y Filadelfia, en relación con los datos meteorológicos. Tasian y sus colegas describieron el riesgo de aparición de piedras en el riñón para toda la gama de temperaturas en cada ciudad.

   A medida que las temperaturas diarias medias se elevaron por encima de 50º F (10º C), el riesgo de cálculos renales aumentó en todas las ciudades excepto en Los Ángeles. El tiempo entre el incremento de las temperaturas durante el día y la presentación de cálculos renales fue corto, con un pico dentro de los tres días de la exposición a los días calurosos.

   "Estos resultados apuntan a posibles efectos sobre la salud pública asociados con el cambio climático global", afirma Tasian. "Sin embargo, --advierte-- aunque el 11 por ciento de la población de Estados Unidos ha tenido piedras en el riñón, la mayoría de la gente no las padece".

   A su juicio, es probable que las temperaturas más altas aumenten el riesgo de cálculos renales en las personas con predisposición a la formación de cálculos. "Las temperaturas más altas contribuyen a la deshidratación, lo que conduce a una mayor concentración de calcio y otros minerales en la orina, que promueven el crecimiento de cálculos renales", explica.

   Se trata de una condición dolorosa que lleva anualmente a medio millón de pacientes a las salas de emergencia de los centros hospitalarios de Estados Unidos y se ha incrementado notablemente en el mundo en las últimas tres décadas.

   Aunque sigue siendo más común en los adultos, el número de niños que desarrollan cálculos renales ha subido a un ritmo espectacular en los últimos 25 años. Los factores que causan un incremento de los cálculos renales se desconocen pero pueden estar influidos por cambios en la dieta y la ingesta de líquidos. Cuando las piedras no se eliminan por su cuenta, puede hacer falta cirugía.

   El equipo también encontró que las temperaturas exteriores muy bajas aumentaron el riesgo de cálculos renales en tres ciudades: Atlanta, Chicago y Filadelfia. Los autores sugieren que un clima muy frío mantiene a la gente en el interior de sus casas, donde las temperaturas son más altas, provocando cambios en la dieta y una disminución de la actividad física que pueden aumentar el riesgo de cálculos renales.

   Los investigadores argumentan que el número de días de calor en un año dado puede predecir mejor el riesgo de cálculos renales que la temperatura media anual. Atlanta y Los Ángeles comparten la misma temperatura anual (63º F o 17º C) pero Atlanta tiene muchos más días de calor que Los Ángeles y casi el doble de prevalencia de cálculos renales.

   Tasian agrega que aunque las cinco ciudades de Estados Unidos analizadas tienen climas que representan los que se encuentran en todo el mundo, estudios futuros deben explorar cómo generalizar estos hallazgos. A su juicio, otras investigaciones tendrían que analizar cómo los patrones de riesgo varían en diferentes poblaciones, en particular entre los niños, representados por un pequeño tamaño de la muestra en el estudio actual.

   Los autores señalan que otros científicos han informado de que las temperaturas globales generales entre 2000 y 2009 fueron superiores al 82 por ciento de las temperaturas en los últimos 11.300 años. Por otra parte, se prevé que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero eleve la temperatura media de la Tierra entre 2 y 8º F (de 1 a 4,5º C) para el año 2100.

   "La prevalencia de cálculos renales ya ha ido en aumento durante los últimos 30 años y podemos esperar que esta tendencia continúe, en mayor número y un área geográfica más amplia conforme las temperaturas diarias se incrementen -concluye Tasian--. Si como algunos expertos predicen las temperaturas extremas serán la norma en 30 años, los niños serán los más afectados por el cambio climático".