No, una dieta alta en proteínas no afecta a los riñones (todo lo contrario)

Proteinas, pollo, huevos, dieta
GETTY - Archivo
Actualizado: martes, 6 noviembre 2018 16:54

MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -

Científicos de la Universidad de McMaster (Canadá) han desmentido, tras examinar más de dos docenas de estudios con cientos de participantes, el controvertido mito de que las dietas ricas en proteínas pueden causar daño renal en adultos sanos.

Su metanálisis, publicado en la revista 'Journal of Nutrition', cuestiona los peligros de una dieta rica en proteínas, una noción introducida por primera vez en la década de 1980 que sugería que el procesamiento de grandes cantidades de proteínas conduce a una disminución progresiva de la función renal con el tiempo.

"Es un concepto que ha existido durante al menos 50 años y lo escuchas todo el tiempo: las dietas ricas en proteínas causan enfermedades renales. El hecho es, sin embargo, que simplemente no hay evidencia para respaldar esta hipótesis. De hecho, es lo contrario: el aumento de proteínas aumenta, no disminuye, la función renal", explica el supervisor del estudio, Stuart Phillips.

Los investigadores analizaron los datos de 28 artículos que datan de 1975 a 2016, y examinaron los efectos de una ingesta de proteínas baja/normal frente a dietas altas en proteínas sobre la tasa de filtración glomerular (GFR), una prueba para medir cómo de bien los riñones filtran la sangre y eliminan los desechos.

Las publicaciones analizadas involucraron a más de 1300 participantes, incluidos sanos, obesos o con diabetes tipo 2 y/o presión arterial alta. Ninguno de los participantes fue diagnosticado con enfermedad renal crónica y todos consumieron una dieta alta, moderada o baja en proteínas.

Esa dieta alta en proteínas incluía 1,5 gramos por kilogramo de peso corporal al día, lo que supone al menos el 20 por ciento de la ingesta calórica total proveniente de proteínas o al menos 100 gramos de proteína al día.

"Simplemente no hay evidencia que vincule una dieta alta en proteínas con la enfermedad renal en individuos sanos o en aquellos con riesgo de enfermedad renal debido a condiciones como la obesidad, la hipertensión o incluso la diabetes tipo 2", concluyen los investigadores.