Entre los 9 y 21 meses se adquieren mejor los hábitos alimentarios

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Actualizado: miércoles, 21 octubre 2015 9:54

   MADRID, 20 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Son los niños de entre 9 y 21 meses los que mejor aprenden qué, cuándo y cómo comer, según un estudio español que indica que éste es el momento oportuno para incluir hábitos alimentarios saludables.

   El estudio, elaborado del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria, IDIAP Jordi Gol, con la colaboración del Instituto Municipal de Educación del Ayuntamiento de Mataró y el Instituto Catalán de la Salud (ICS), apuesta por educar a los padres para ayudar a la adquisición de mejores hábitos dietéticos de los niños.

   Las conclusiones del estudio, publicado en la revista 'Public Health Nutrition', demuestran que después del programa educativo se han mejorado los hábitos alimentarios de los padres que habían asistido a los talleres formativos, con un mejor cumplimiento de la dieta mediterránea y un mayor consumo de platos saludables como frutas, verduras, pescado y aceite de oliva.

   El estudio ENIM (Estudio nutricional de los niños de Mataró) ha durado todo un año escolar, se ha hecho en 12 guarderías de Mataró y han participado un total de 206 niños y 195 padres y madres. El objetivo ha sido valorar si un programa educativo sobre hábitos alimentarios saludables mejora la alimentación de padres y niños.

   Los padres del Grupo Intervención, que recibieron cinco talleres formativos sobre alimentación equilibrada, aumentaron el consumo de verduras, hortalizas, aceite de oliva y pescado, y disminuyeron el consumo de mantequilla, margarina y bollería. También se ha disminuido el consumo de dulces, 'snacks' y refrescos, aunque de forma menos significativa.

   En el caso de los niños, se ve que el cambio es menor y menos significativo; pero como dice Margarita Roset, investigadora del IDIAP Jordi Gol, "damos más importancia a los cambios en los padres, que son los que tienen más aspectos por mejorar. En los niños, partimos de una dieta más correcta y, por tanto, esperamos que el hecho de que los padres hayan mejorado su dieta ayudará a que mantengan la dieta saludable en sus hijos".

   Con estos resultados, los investigadores creen demostrado que "esta breve intervención educativa en forma de talleres es factible de realizar desde las consultas de atención primaria, donde el personal de enfermería tiene un papel fundamental en la adquisición de hábitos saludables de vida, entre ellos, el de la alimentación".

LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA

   Se hicieron dos grupos, el Grupo Intervención, con 111 niños y 103 padres y madres, y el Grupo Control con 81 niños y 78 padres y madres. La media de edad de los progenitores era de 35 años y en un 80 por ciento de los casos era la madre la encargada principal de la alimentación del hijo. El 55% de los padres y madres tenían estudios universitarios, un 27% presentaba sobrepeso y un 8% obesidad.

   Los resultados de esta primera encuesta en relación con los padres mostraron un buen consumo de verduras, hortalizas y pescado, de acuerdo con las recomendaciones de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), pero no llegaba a la cantidad recomendada en cereales, patatas, fruta, aceite de oliva, frutos secos, lácteos y agua.

   En cambio, era excesivo el consumo de carnes grasas, embutidos, bebidas refrescantes, snaks, dulces y mantequilla. Respecto a las recomendaciones de la SENC para el consumo de nutrientes, se observó un exceso de consumo de lípidos y un déficit de carbohidratos.

   En cuanto a los niños, los resultados de la encuesta mostraron un correcto consumo de raciones de verduras, hortalizas, pescado, carne y legumbres, y en cambio un escaso consumo de fruta, cereales, patatas, aceite oliva, lácteos y agua.

   Al finalizar la intervención, sin embargo, recuerda Margarita Roset "los padres consumían más verduras, hortalizas, aceite de oliva y pescado, y menos mantequilla, margarina y bollería. Además, habían incrementado el cumplimiento de la dieta mediterránea".