Hasta el 10% de la población puede sufrir sensibilidad al gluten no celiaca

Gente comiendo y bebiendo
CEDIDA
Actualizado: viernes, 29 enero 2016 13:17

   MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Expertos reunidos durante la XII Reunión de Controversias y Novedades en Alergia (CYNA), organizada por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), han recordado que hasta el 10 por ciento de la población puede sufrir sensibilidad al gluten no celiaca, aunque han avisado de que los primeros ensayos clínicos han demostrado que sólo entre un 15-33 por ciento de los pacientes con sospecha de sensibilidad al gluten no celiaca desarrollan más síntomas con gluten que con una sustancia placebo.

   "La sensibilidad al gluten no celiaca es una enfermedad nueva no alérgica en la que individuos en los que se ha descartado enfermedad celiaca y alergia al trigo experimentan síntomas gastrointestinales (diarrea, dolor o hinchazón abdominal) y extraintestinales (cansancio, dificultad para la concentración, cefaleas, dolores musculares o articulares) dependientes de la exposición y la retirada de los alimentos que contienen gluten. No existe ningún biomarcador diagnóstico, por lo que es un diagnóstico de exclusión, que sólo se puede realizar tras haber descartado la enfermedad celiaca y la alergia al trigo", ha explicado el gastroenterólogo del Hospital San Pedro Alcántara de Cáceres, Javier Molina-Infante.

   Pese a incluir el gluten en el nombre de la enfermedad, se desconoce si es este componente del trigo, otras proteínas distintas del gluten o los hidratos de carbono (fructanos) los que desencadenan la sintomatología. En este punto, el experto ha señalado que las ventas de alimentos sin gluten se han multiplicado por seis en la última década, y ya hay más consumidores de estos productos no celiacos que celiacos.

ENTEROCOLITIS POR PROTEÍNAS

   Otras alergias alimentarias cuya prevalencia está aumentando de manera notable son las enterocolitis por proteínas, las cuales aparecen a cualquier edad aunque afectan más a la población infantil en el momento de introducción del alimento, entre la primera y cuarta vez que se toma. Leche, cereales, pescado y huevos son las causas más comunes.

   "Aunque se trata de una patología benigna y limitada en el tiempo, los episodios son muy llamativos. Aparece entre 30 minutos y seis horas después de la ingesta y cursa con diarrea, vómito, postración y hasta un 20 por ciento de los pacientes puede presentar hipotensión. El mayor inconveniente es la falta de una herramienta diagnóstica. Nos basamos en la impresión clínica, la observación y el seguimiento del paciente. Es muy importante no confundirlo con una intolerancia y se recomienda hacer pruebas de alergia específicas para descartar un patrón mixto de alergia alimentaria y enteropatía", ha comentado el alergólogo del Hospital Niño Jesús de Madrid, Pablo Rodríguez del Río.

NOVEDADES DIAGNÓSTICAS

   Para algunas de las alergias con diagnóstico controvertido, como la alergia a medicamentos o a alimentos, en las que puede existir discrepancia entre la clínica y el 'prick test', se está investigando para mejorar las herramientas.

   En este sentido, hace unos años se desarrolló el 'Test de Activación de Basófilos' (TAB), una novedosa para la determinación de alergias 'in vitro', que analiza mediante citometría de flujo la activación de unos leucocitos de la sangre (basófilos), una de las células efectoras en las reacciones alérgicas.

   "Este test funcional tiene ciertas ventajas porque "puede confirmar un diagnóstico de sospecha de alergia a fármacos o a alimentos evitando la realización de pruebas de provocación, lo que resulta más seguro para los pacientes y ahorra costes y tiempo. Entre las limitaciones para aplicarlo están la falta de estandarización de las condiciones de activación y los alérgenos a utilizar, y la necesidad de disponer de un equipamiento y de personal técnico entrenado que pueda procesar las muestras de sangre en las 24 horas siguientes a la extracción", ha zanjado la jefa del servicio de Alergia del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Montserrat Fernández Rivas.