Experto advierte de un aumento de caídas y fracturas en mayores por la pérdida de masa muscular en el confinamiento

Una trabajadora de la Residencia de Mayores Pablo Neruda (C/ Santa Clara, 1, Ciempozuelos, Madrid) habla con una residente durante el "Día de los Mayores", una celebración convocada por la Asociación de Víctimas del COVID-19.
Una trabajadora de la Residencia de Mayores Pablo Neruda (C/ Santa Clara, 1, Ciempozuelos, Madrid) habla con una residente durante el "Día de los Mayores", una celebración convocada por la Asociación de Víctimas del COVID-19. - Jesús Hellín - Europa Press
Publicado: martes, 28 julio 2020 12:44

MADRID, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -

El doctor Fermín García-Gollarte, geriatra y director médico de Ballesol, ha advertido de que se va agravar la pérdida de masa muscular en la población mayor por el confinamiento del COVID-19, con "resultados catastróficos medidos en aumento de caídas, fracturas, inmovilismo, mayor deterioro y mortalidad".

"Las personas de más de 85 años pierden tres veces más masa muscular y en la tercera parte de tiempo que las personas jóvenes", recuerda el doctor García Gollarte, y de ahí la importancia de revertir esta situación con una planificación de ejercicios multicomponente que incluya "una mezcla de resistencia y fuerza muscular con ejercicios aeróbicos y de equilibrio".

En contra de lo que se cree, las necesidades proteicas se elevan en el grupo de personas mayores frágiles y vulnerables. Se ha confirmado que los resultados son mucho más favorables, si se asocia al ejercicio físico una adecuada suplementación proteica y nutricional.

Con estas previsiones, insiste en la importancia de la rehabilitación asociada a la correcta nutrición para prevenir consecuencias adversas y recientes al asegurar que "la sobremortalidad motivada por el COVID-19, ha reducido nuestra esperanza y calidad de vida".

Durante el proceso de envejecimiento, una sana elección es el entrenamiento de la fuerza para poder realizar las actividades de la vida diaria más indispensables que permiten a la persona ser autónoma en su domicilio (levantarse de la cama, vestirse, comer asearse..), o en las actividades más complejas que permiten a la persona relacionarse con el exterior.

Los beneficios demostrados por el ejercicio en los ancianos incluyen incremento de la movilidad, mejora la marcha, disminución del número de caídas, mejora de la densidad mineral ósea y aumento de la sensación general de bienestar y, sobre todo, de la autonomía.

Como aconseja García Gollarte, "la actividad física es el mejor fármaco para prevenir y controlar enfermedades cardiovasculares, regular la diabetes y un largo número de dolencias y enfermedades que predisponen a la discapacidad y dependencia".