Relacionan los fármacos anticolinérgicos a cambios en la actividad cerebral

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Actualizado: jueves, 21 abril 2016 14:50

   NUEVA YORK, 21 Abr. (Reuters/EP) -

   Investigadores del Centro de la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, han detectado cambios en la actividad cerebral en aquellos pacientes que son tratados con medicamentos anticolinérgicos, utilizados para muchos síntomas comunes de tipo respiratorio, gastrointestinal o urinarios.

   Estos fármacos reducen los efectos producidos por la acetilcolina en el sistema nervioso central y periférico, y entre ellos destacan la difenhidramina para las alergias, el antidepresivo paroxetina o el antipsicótico olanzapina.

   En este trabajo, cuyos resultados ha publicado la revista 'Archives of Neurology', analizaron los escáneres cerebrales y las pruebas cognitivas realizadas a 451 adultos de 73 años de media, entre los que unos 60 habían estado tomando estos fármacos durante al menos un mes. Además, en ninguno se habían observado al inicio del estudio problemas cognitivos asociados a algún tipo de demencia o la enfermedad de Alzheimer.

   Los resultados de las pruebas realizadas mostraron como los usuarios de fármacos anticolinérgicos tenían niveles más bajos del procesamiento de la glucosa en el cerebro, un indicador que mide la actividad cerebral y que también se ve afectado en las primeras fases del Alzheimer.

   Además, los pacientes que consumían estos medicamentos también tenían un menor volumen cerebral y un mayor espesor de algunas regiones vinculadas a la función cognitiva.

   Y obtuvieron peores puntuaciones en las pruebas encargadas de medir la memoria a corto plazo, si bien los autores admiten que no se puede probar una relación causal entre todos estos cambios y el uso de estos fármacos.

   "Todos los medicamentos anticolinérgicos tienen beneficios que podrían superar los riesgos cognitivos", ha reconocido Shannon Risacher, principal autor del estudio, que no obstante propone analizar si en algunos casos hay tratamientos alternativos que permitan un abordaje igual de eficaz.

   Además, reconocen que otra de las limitaciones de su estudio fue el pequeño número de participantes en el estudio que era usuario de estos fármacos o el hecho de que no se verificara con registros médicos o de prescripción si estos pacientes estaban realmente tomando estos fármacos. Del mismo modo, también hay dudas sobre la dosis utilizada.