El papel del medio ambiente en las resistencias a los antibióticos

Bosque
UNIVERSIDAD DE MELBOURNE
Actualizado: viernes, 27 julio 2018 8:29

MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -

Un estudio llevado a cabo por la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter (Reino Unido), y publicado en la revista 'mBio', ha puesto de manifiesto la necesidad de que la lucha contra las resistencias a los antibióticos se centre también en el medio ambiente, ya que este juega un papel "igual de importante" que el uso abusivo que hacen las personas de estos medicamentos.

La resistencia a los antimicrobianos (AMR) es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los mayores desafíos mundiales de salud y, de hecho, este organismo ya ha advertido de que se puede estar entrando en una era en la que los antibióticos ya no son eficaces para curar infecciones bacterianas simples y tratables previamente, como la neumonía, la tuberculosis y el envenenamiento de la sangre.

También significaría que ya no sería posible usar antibióticos para prevenir la infección en los procedimientos médicos de rutina, como los reemplazos de articulaciones y la quimioterapia. En este sentido, el nuevo trabajo, cofinanciado por el Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas (BBSRC) y AstraZeneca, ha puesto de manifiesto que el medio ambiente debe considerarse en igualdad de condiciones que la exposición a antibióticos en humanos y animales.

Para alcanzar esta conclusión, los científicos examinaron la evolución de los microbios de las aguas residuales cuando se exponen al antibiótico cefotaxima, que la OMS ha incluido como "medicamento esencial". De esta forma, observaron que las aguas residuales contienen muchos tipos de bacterias, incluidas las resistentes a los antibióticos, así como antibióticos de diferentes fuentes, como los residuos de inodoros de las personas que toman antibióticos y la eliminación incorrecta de los antibióticos.

Por tanto, a juicio de los expertos, estos entornos que anteriormente se pasaban por alto, como el sistema de aguas residuales o los ríos, arroyos y el mar, pueden ser un caldo de cultivo de bacterias resistentes a los medicamentos, las cuales pueden trasmitirse a las personas a través del contacto cercano con animales, los alimentos o las actividades recreativas al aire libre.

La investigación también plantea preocupaciones sobre cómo los antibióticos desarrollan resistencia en el cuerpo humano. Durante el tratamiento los antibióticos se difunden a través de los tejidos y están presentes en bajas concentraciones en diferentes áreas, incluido el intestino. En este sentido, el estudio ha puesto de manifiesto la necesidad de ampliar la investigación sobre cómo las bacterias podrían estar evolucionando la resistencia en estas áreas.