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Actualizado: viernes, 10 febrero 2017 6:54

   MADRID, 10 Feb. (EUROPA PRESS) -

   Los médicos han comprendido durante mucho tiempo que los antibióticos que protegen a los bebés de la infección también pueden interrumpir el crecimiento normal de sus bacterias intestinales, pero un nuevo estudio revela que las consecuencias del uso rutinario de antibióticos pueden ser más profundas y duraderas de lo esperado.

   El trabajo, publicado este miércoles en 'Science Translational Medicine', muestra que la interrupción a corto plazo de las bacterias intestinales hace que las crías de ratón tengan más probabilidades de desarrollar neumonía y las hace más propensas a morir por esta enfermedad. A largo plazo, las interrupciones continuas de las bacterias intestinales parecen causar daño permanente al sistema inmunológico.

   Dirigido por investigadores del Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, en Estados Unidos, el estudio podría generar un debate más amplio sobre el uso de antibióticos, incluyendo la práctica casi automática de prescribirlos a las mujeres antes de las cesáreas, según los autores.

   "Es hora de empezar a presionar sobre las prácticas que se establecieron hace décadas, cuando nuestro nivel de comprensión era diferente", apunta el autor principal de la investigación, Hitesh Deshmukh, neonatólogo y biólogo pulmonar. "Para prevenir la infección en un bebé, estamos exponiendo a 200 bebés a los efectos no deseados de los antibióticos, y es posible un enfoque más equilibrado y matizado", plantea. En casi todas cesáreas en Estados Unidos se prescriben antibióticos a las madres poco antes del parto y hasta el 30 por ciento de los recién nacidos en unidades de cuidados intensivos neonatales (NICU, por sus siglas en inglés) también reciben antibióticos.

   Los tratamientos ayudan a prevenir las infecciones estreptocócicas del Grupo B --la principal causa de infecciones mortales en los recién nacidos--, pero en la mayoría de los casos se administran como precaución, no porque se hayan confirmado infecciones, lamenta Deshmukh. Una vez tomados, los antibióticos actúan contra una amplia gama de bacterias, ya sean buenas o malas. Las bacterias comensales o "buenas" desempeñan un papel vital en la construcción de un sistema inmunológico saludable.

UNA VENTANA TEMPORAL PARA REVERTIR EL DAÑO

   Incluso después del nacimiento, los pulmones de un bebé aún se están formando y sus defensas inmunitarias siguen en construcción. Durante más de dos años, Deshmukh y sus colegas realizaron experimentos en ratones para definir cómo funciona este proceso y encontraron que las defensas fuertes dependen de un flujo de señales moleculares que ocurren mientras que el cuerpo reacciona a oleadas de las bacterias normales que colonizan el intestino. Estas señales indican a los pulmones cuándo construir células inmunitarias, cuántas y dónde deben desplegarse.

   Específicamente, la presencia de bacterias comensales desencadena la producción de células linfoides innatas del grupo 3 (ILC3), unas células centinelas que migran a los revestimientos de la mucosa en los pulmones, donde producen interleucina-22 (IL-22), una proteína de señalización vital ayuda a activar la respuesta inmune a la infección. El problema es cuando los antibióticos eliminan las bacterias buenas, cortando ese flujo importante de señales, de forma que los pulmones construyen paredes más débiles con menos defensas.

   Si el uso de antibióticos es limitado y temprano, un bebé humano tendría algún tiempo para reponer las bacterias comensales, pero el proceso puede tardar meses, según Deshmukh, y el resultado puede ser una mezcla anormal de bacterias. Después de aproximadamente un año, los bebés humanos han completado la construcción de su sistema inmunológico, lo que significa que cualquier debilidad de la construcción es probable que sea permanente.

   Este resultado del uso excesivo de antibióticos puede ayudar a explicar por qué algunas personas sin factores de riesgo genéticos evidentes desarrollan asma u otras patologías pulmonares más adelante en la vida, subraya Deshmukh. La necesidad de usar antibióticos para salvar vidas cuando se producen infecciones peligrosas no ha cambiado, pero estos hallazgos sugieren un nuevo uso preventivo rutinario en los recién nacidos, dicen los investigadores.

   A su juicio, la buena noticia es que existen métodos para restaurar los niveles normales de bacterias. De hecho, cuando los investigadores usaron estos métodos en ratones, se restauró su resistencia a la neumonía. Ahora, estos científicos están realizando un estudio clínico para evaluar la seguridad y los beneficios de limitar el uso de antibióticos entre las mujeres embarazadas y los recién nacidos.

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