Consejos para proteger la piel si vas a esquiar

Esquiar, nieve
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Actualizado: miércoles, 3 febrero 2016 17:18

   MADRID, 3 Feb. (INFOSALUS) -

   Dos aspectos fundamentales del cuidado de la piel cuando se va a practicar el esquí son la hidratación, que protege frente a la deshidratación que ocasionan el aire y el frío, y en segundo lugar pero de forma principal, la fotoprotección elevada y repetida frente al sol.

   Según explica a Infosalus el doctor Agustín Buendía, portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el principal factor de riesgo del cáncer de piel es la radiación ultravioleta que es más intensa cuanto mayor es la altitud.

   "Además, se sabe que el cáncer de piel está asociado a exposiciones agudas o intensas vacacionales o deportivas. Uno de los cánceres de piel más extendidos en España es el de cáncer de labio y sus factores riesgo más importantes son la radiación ultravioleta y el tabaquismo", apunta el dermatólogo, profesor de la Universidad de Granada.

   La protección de la piel debe ir dirigida a dos importantes objetivos: evitar las quemaduras y evitar la acumulación de rayos ultravioleta, principal factor en el fotoenvejecimiento y en el mayor riesgo de cáncer de piel.

   Las zonas de la piel más expuestas entre quienes practican el esquí son las que los dermatólogos denominan zonas acras: punta de la nariz, orejas, cuero cabelludo y labio inferior.

   "Las orejas son las grandes olvidadas en la fotoprotección por la mayoría de personas pero también nariz y labios son partes del rostro que sufren más los efectos del sol y también requieren de protección extra", señala Buendía que advierte que aunque se suelen emplear gorros y cascos hay que ser especialmente cuidadosos si se retiran estas protecciones durante los momentos de descanso.

   Aunque la protección solar debe estar generalizada entre todo tipo de poblaciones, deben de tener especial cuidado las personas con un fototipo más bajo con piel más clara, que tiende a quemarse y de difícil bronceado (ojos claros, pelo rubio o pelirrojo y piel clara). Las personas con antecedentes de cáncer de piel propio o en la familia y la existencia de más de 50 lunares en el cuerpo también deben tener especial cuidado con la exposición al sol.

   "El bronceado no es sinónimo de salud y no debería serlo de belleza. Se trata de un mecanismo de defensa de la piel ante la agresión solar. El sol es un gran amigo con el que hay que pactar, de otro modo, puede convertirse en el peor de los enemigos", apunta el doctor Buendía.

FALSAS CREENCIAS Y SENSACIÓN DE SEGURIDAD ERRÓNEA

   Según explica el dermatólogo, la radiación ultravioleta no sólo nos llega en los días con sol sino también en los días nublados ya que las nubes no dejan pasar toda la radiación ultravioleta B pero sí los rayos ultravioleta A.

   "Cuando estamos en la playa debajo de la sombrilla nos protegemos de la radiación directa pero no de la radiación que refleja la arena así lo mismo sucede cuando estamos en la nieve, ya que ésta refleja hasta el 90% de la radiación ultravioleta. Además, al no existir sensación de calor nos exponemos más y si está nublado nos sentimos más protegidos sin embargo hay que tener en cuenta que a mayor altitud mayor es la incidencia de la radiación ultravioleta", comenta Buendía.

   Un estudio publicado en el año 2012 en la revista de la Academia Americana de Dermatología ('Journal of the American Academy of Dermatology'), realizado entre 4.837 usuarios de estaciones de esquí en 28 zonas del norte de los Estados Unidos entre enero y abril, mostró que sólo el 4,4% de los adultos cumplían con los consejos de protección solar.

   Estas recomendaciones consistían en utilizar una crema solar con un factor de fotoprotección FPS 15 o superior, aplicarla 30 minutos antes de la exposición y volver a hacerlo cada dos horas para reducir la exposición a la luz ultravioleta para la prevención del cáncer de piel.

   Los niveles de fotoprotección entre los encuestados se registraron en sus menores niveles los días en los que el estado del tiempo fue peor, en los días con menor incidencia de rayos ultravioleta, en los hombres y entre quienes creían que el cáncer de piel no era importante y tenían una piel menos sensible al sol.

RECOMENDACIONES BÁSICAS Y LESIONES FRECUENTES

   Los gorros, guantes y bufandas pueden ejercer un efecto de protección física pero aún así las partes de la piel del rostro expuestas requieren de una fotoprotección muy elevada en la que hay que tener en cuenta:

   ·Aplicar la crema fotoprotectora en piel y labios 30 minutos antes de la exposición.

   ·Emplear el producto de forma generosa (unos 2 miligramos por centímetro cuadrado).

   ·Repetir la aplicación cada hora y media o dos horas o en periodos más cortos si se suda. Esta es una de las medidas más importantes y que a menudo más se pasa por alto.

   ·Los fotoprotectores deben de ser de la máxima protección (+50 FPS) y de pantalla física. Los protectores de pantalla química absorben sólo parte de la radiación en comparación con los de pantalla física que reflejan toda la radiación.

   Las afecciones de la piel que los dermatólogos suelen ver en consulta durante la estación invernal son las quemaduras y la reactivación de herpes debido a la disminución de la inmunidad que ocasiona la exposición al sol.

   "Estas son las lesiones a corto plazo, a largo plazo aparecen lesiones precancerosas y fotoenvejecimiento entre quienes tienen como hábito esquiar cada invierno", concluye Buendía.