La primera revisión oftalmológica se debe hacer entre los 3 y 4 años

Revisión ocular. Oculista.
FUNDACIÓN IMO - ANGEL CARBONELL
Actualizado: jueves, 7 mayo 2015 18:42

MADRID, 7 May. (EUROPA PRESS) -

La responsable del departamento de Oftalmología Clínica y Diagnóstico de Innova Ocular IOA Madrid, Begoña Ortiz de Zárate, ha destacado la importancia de realizar la primera revisión oftalmológica entre los 3 y 4 años de edad para detectar y tratar a tiempo problemas que pueden comprometer la visión adulta, especialmente en los niños con antecedentes familiares de defectos refractivos, estrabismos u otros problemas oculares.

"No cuesta nada traer a los pequeños de la casa a una revisión y quedarnos tranquilos; además, gracias a un equipo muy bien preparado, lo pasan bien, se divierten y quieren volver. Son escasos los problemas que no pueden reconducirse si se detectan antes de esa edad", ha comentado.

Y es que, las personas desarrollan la agudeza visual que van a tener en la vida adulta y "aprenden a ver" durante su primera infancia, hasta los 9-10 años, por lo que el cuidado de la salud ocular en esta primera etapa es "fundamental", ya que, tal y como ha aseverado la experta, va a condicionar el futuro, tanto personal como profesional.

Hasta tal punto son claves estos años en el correcto desarrollo visual del menor que la especialista ha comentado que, incluso en el caso de enfermedades degenerativas o problemas hereditarios como la aniridia o el nistagmus, en los que no se consiguen resultados brillantes, el diagnóstico precoz y tomar las medidas adecuadas para conseguir el máximo rendimiento visual de estos niños puede marcar la diferencia entre adultos que hagan carreras universitarias o cegueras funcionales.

Por ello, y especialmente en estas fechas en las que se acerca el final del curso, con lo que los esfuerzos visuales y las horas de estudio aumentan y se suman al ya elevado tiempo que los pequeños pasan frente a pantallas de ordenador, 'tablets', 'smartphones' y otros dispositivos que fatigan la vista, Ortiz de Zárate ha instado a los padres a estar especialmente atentos en el cuidado de los ojos de sus hijos.

"Los padres tendemos a pensar que, si no notamos nada en nuestros niños pequeños o no nos avisan del colegio por apreciar algo raro y, además, con el encomiable trabajo de los pediatras, que también controlan la visión de los niños, no es necesario llevarlos a un oftalmólogo hasta que son más mayores. Es un error comprensible, pero no deja de ser un error, ya que a veces, cuando el problema da síntomas ya es tarde para remediarlo y, hoy en día, con los medios de los que disponemos, no es justificable que un niño quede con una deficiencia visual incorregible y que puede condicionar su vida futura", ha explicado.

SE CONFUNDEN DIOPTRÍAS CON AGUDEZA VISUAL

Dicho esto, ha informado de que otro error destacado por la responsable del Departamento de Oftalmología Clínica y Diagnóstico de Innova Ocular IOA Madrid es confundir dioptrías con agudeza visual. En concreto, la experta ha explicado que las dioptrías se pueden corregir con diferentes medios, como gafas, lentes de contacto o incluso cirugía; pero si el ojo es vago y no ve más que la primera fila de letras que se le muestran, pasados los 10 años de edad por término medio, el pequeño no va a pasar de esa visión. Por el contrario, recalca, hay niños con defectos elevados que han sido tratados a tiempo y, con su correspondiente corrección, llegan a ver el cien por cien, es decir, la última fila de letras.

Dicho esto, la especialista ha recordado que el ojo no deja de ser un terminal "mejor o peor enfocado, más o menos transparente, alineado adecuadamente o no con el ojo contralateral", pero que donde se integra la información, donde realmente se ve, es a nivel del cerebro, y por tanto es a éste al que tiene que llegar la información correctamente.

En este sentido, las principales causas por las que el desarrollo visual puede estar alterado son el desenfoque, la falta de transparencia de los medios ópticos y la falta de alineamiento de los ejes visuales: estrabismos y/o paresias congénitas musculares. "El cerebro de un niño con estrabismo recibe simultáneamente dos imágenes y eso produce visión doble (diplopia) y confusión; pero la respuesta cerebral es 'anular' el centro de la imagen del ojo estrábico (escotoma de supresión), algo así como lo que hacen en televisión con la cara de un menor: la emborronan", ha zanjado.