La elección del tratamiento de la esclerosis múltiple debe buscar reducir la discapacidad permanente a largo plazo

Simposio sobre esclerosis múltiple de Merck
MERCK
Actualizado: viernes, 20 noviembre 2015 13:05

MADRID, 20 Nov. (EUROPA PRESS) -

La seguridad de los tratamientos para la esclerosis múltiple es uno de los aspectos básicos que determinan la selección del tratamiento más adecuado que, a su vez, está relacionado con el curso de la enfermedad. No obstante, los expertos insisten en que el objetivo último debe ser reducir la discapacidad permanente a largo plazo.

Así lo han reconocido los participantes en el simposio 'Tratamiento precoz que impacta a largo plazo' que Merck ha organizado con motivo de la LXVII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN) que se celebra en Valencia.

En los últimos años esta enfermedad ha pasado de no tener un tratamiento a contar con más de diez posibles opciones terapéuticas, en el caso de la variante recurrente remitente. Por eso, existen diversos aspectos para determinar el tratamiento adecuado para cada paciente.

"Lo que debe guiar la decisión de tratar es la relación entre el beneficio esperado y el riesgo que asumimos. Una vez diagnosticada la enfermedad y se esté seguro de que se encuentra en una fase activa, cuanto antes se inicie el tratamiento adecuado, antes empezaremos a controlar sus efectos", ha explicado Sergio Martínez, del Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Bellvitge de Barcelona.

Los pacientes con elevada actividad de la enfermedad se pueden beneficiar de tratamientos más agresivos, de carácter inmunosupresor. Sin embargo, estos nuevos fármacos pueden tener un perfil mayor de efectos secundarios a corto, medio y largo plazo.

Aunque los pacientes que sufren formas más agresivas o activas de la enfermedad están interesados en un rápido control de los brotes, el tratamiento con fármacos inmunosupresores puede asociarse con un riesgo de padecer infecciones, neoplasias y leucopatia multifocal progresiva (LMP). En cambio, los pacientes con formas menos agresivas "prefieren un fármaco inmunomodulador de primera línea, cuyo perfil de eficacia y seguridad se conoce mejor a largo plazo", ha explicado.

Esto hace que la decisión deba ser consensuada entre médico y paciente, primando que el tratamiento elegido genere "un equilibrio entre seguridad y eficacia", ha añadido Javier Carod, del Departamento de Neurología del Hospital Raigmore, en Inverness (Reino Unido).

Además, los expertos también han destacado la importancia de desarrollar programas de monitorización de seguridad a largo plazo de cara a "la detección precoz de cualquier efecto adverso asociado a largo plazo, incluyendo el riesgo de neoplasia, teratogénesis e infección, y su incidencia", ha destacado este experto.

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