El dolor como una experiencia vital, siempre incapacitante

DOLOR, MANO, MUÑECA
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Actualizado: lunes, 14 mayo 2018 8:45

   MADRID, 14 May. (EDIZIONES) -

   La Sociedad Española de Dolor y la Fundación Grünenthal llevan años mostrando a la sociedad las grandes implicaciones sociales, sanitarias y económicas del dolor. Su tratamiento es un derecho humano, según la OMS. Es determinante en la vida de estos pacientes ya que no sólo les afecta a ellos en todos los planos de su vida, sino también a quiénes les rodean.

   Por ello, ambas entidades publican 'Dad palabra al dolor' (Plataforma Editorial), un libro en el que se recogen 20 experiencias de personal sanitario que han sido marcadas por el dolor, y que muestran el relevante papel que desempeña éste en la vida de los pacientes.

   En una entrevista con Infosalus, el patrono de la Fundación Grünenthal y tesorero de la Sociedad Española de Dolor (SED), el doctor Juan Pérez Cajaraville, lamenta que, a día de hoy, no se es consciente de lo que el dolor crónico implica para la vida de las personas, y de aquellos que les rodean.

    “Si nos reducimos a los números, tendría que ser la primera causa de cuidado tanto desde el lado humano, ético, como desde el moral y el asistencial. Desde cualquier prisma. En torno al 17% de la población española tiene dolor crónico, unos 6 millones de adultos”, resalta el también responsable de la Unidad de Tratamiento del Dolor de HM Hospitales.

   Así, destaca que la tasa de curación del dolor crónico es muy baja y, padecerlo ya es una enfermedad en sí misma, que arrastra cualquier nivel de la esfera laboral, social, o familiar de la persona. Además, indica que hay más mujeres que hombres con dolor crónico, en torno a un 52%.

   Sobre los tipos de dolor crónico más frecuentes, el doctor Pérez Cajaraville apunta al dolor lumbar en primer lugar, en un 60% de casos; el articular se situaría en segunda posición, ya que lo padecen un 50% de enfermos de dolor crónico, y además éste se incrementa con la esperanza de vida; seguido de las cefaleas y del dolor cervical, en un 35% de los casos.

   El especialista en dolor indica que esta afección crónica condiciona prácticamente toda la vida de la persona que lo padece y, fundamentalmente, repercute en el sueño, produce ansiedad, puede llevar a la depresión al paciente, al absentismo laboral, o puede originar problemas familiares, por ejemplo.

SIEMPRE INCAPACITANTE

   “Los tratamientos que a día de hoy se ofrecen en las unidades de dolor se centran en intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero en muy raras ocasiones son curativos o lo alivian realmente. Si todo lo juntas repercute negativamente en la calidad de vida de los pacientes, de los familiares, y de los amigos que le rodean. Siempre un dolor crónico es incapacitante”, aprecia el experto.

   Además, el patrono de la Fundación Grünenthal subraya que el 40% de las personas con dolor intenso se ausentan de trabajo, mientras que el 80% con dolor crónico intenso están obligados a limitar sus actividades sociales.

   Por otro lado, destaca la importancia de la comprensión del entorno para estos pacientes ya que, si no en muchas ocasiones, todo se les puede venir encima, porque el dolor afecta a todos los planos de su vida.

   “En nuestra sociedad moderna afrontamos casi todo tipo de patologías, desde el parkinson hasta el cáncer, o una cirugía. Las afrontamos con mucho valor, pero cuando se habla de dolor es complicado porque no es tangible. El diagnóstico es difícil de tener, son personas con muchos tratamientos de rehabilitación, de fisioterapia, de cirugías y siguen con él, y la sociedad en sí rehúye de tener dolor”, indica el doctor Pérez.

   A su juicio, esta enfermedad afecta también en gran medida a la esfera psíquica porque al final el dolor crónico te puede llevar a ese aislamiento y depresión y no se puede separar la enfermedad del ritmo de vida diario. Por ello, subraya que generalmente uno de los tratamientos coadyuvantes en el dolor crónico es con Psicología y Psiquiatría. “Se trata de tratamientos multidisciplinares, donde la unidad de dolor, quizá, sea el núcleo de unión de todas esas especialidades”, apunta.

   Finalmente, destaca que el libro recoge una serie de experiencias desde muchos prismas. “Hay pacientes, familiares, incluso médicos que cuentan cómo intentan tratar el dolor. Pretende sensibilizar a la población de que hay 6 millones de españoles, y que únicamente hay 180 unidades de dolor en España. La SED está intentando que todos los hospitales tengan una unidad de dolor, igual que presentan una unidad de Rayos X o de Pediatría. Y uno de los fines de la Fundación Grünenthal, con este pequeño libro, es resaltar la importancia social que debe tener el dolor crónico, que hasta que lo sufrimos no nos damos cuenta”, sentencia el doctor.