¿Hasta cuándo hay que controlar la nutrición e hidratación de los enfermos terminales?

Actualizado: miércoles, 29 marzo 2017 17:21

   Los médicos reclaman más formación de los profesionales para evitar casos de "ensañamiento terapéutico" con estos pacientes

   MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Las intervenciones nutricionales para mejorar la alimentación e hidratación de los enfermos terminales conllevan prácticas invasivas, como el uso de sondas, que pueden resultar contraproducentes al aumentar las complicaciones y empeorar la calidad de vida de estos pacientes.

   Así lo han reconocido diferentes expertos durante la jornada 'Decisiones éticas al final de la vida' que se ha celebrado este viernes en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC), en la que se han analizado los límites de la medicina curativa y paliativa en estos pacientes, tanto en el abordaje de su enfermedad como en el de las complicaciones asociadas.

   Una de las más frecuentes es la malnutrición, que afecta a entre el 50 y 70 por ciento de los enfermos terminales con un cáncer, una enfermedad neurodegenerativa o una insuficiencia orgánica. Pero en estos casos, ha reconocido Rogelio Altisent, profesor de Bioética en la Universidad de Zaragoza, es necesario "tener claro que no debemos hacer sufrir a los pacientes".

   "Dependiendo de la fase de la enfermedad podemos estar legitimados para ser más agresivos, e incluso hacer sufrir al paciente, porque sabemos que les vamos a salvar la vida. Pero cuando el paciente está en una situación terminal o agónica la tolerancia a la agresividad médica debe ser baja o nula", ha destacado este experto.

   Pese a ello, el presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), Rafael Mota, reconoce que en los hospitales españoles "hay mucho sufrimiento" en enfermos terminales porque "se adoptan medidas agresivas y pasan sus últimos días con sondas o nutrición parenteral".

DEBE INDIVIDUALIZARSE SU TRATAMIENTO

   El problema, ha añadido Alberto Alonso, de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital La Paz de Madrid, es que en la mayoría de casos "no hay diferencias entre lo que hacemos con estos pacientes al principio y al final de sus vidas" cuando, a su juicio, la clave está en ir "individualizando" la práctica clínica en función de la situación de cada paciente.

   De hecho, hay datos que muestran que intervenciones como la hidratación parenteral en pacientes que están próximos a la muerte "no mejora su supervivencia, su calidad de vida o el control de sus síntomas".

   Lo mismo sucede con la nutrición artificial, por vía enteral o parenteral, a pesar de que en estos casos puede tener efectos secundarios graves y empeorar sus últimos días de vida. "Es habitual tener a pacientes con una demencia severa atados a la cama para ser alimentados, cuando es una barbaridad", ha lamentado.

   "Hay pacientes que no quieren arriesgarse a vivir un poco más si lo van a pasar mal, por lo que el objetivo al tratar la malnutrición al final de la vida no debe ser curarla, sino controlarla mejor. Las actuaciones invasivas nos van a dar más problemas", según este experto.

DIFERENCIAS CON LO APRENDIDO EN LAS FACULTADES

   El problema es que esta intervención menos invasiva "no coincide con lo que se enseña en las facultades", ha admitido Navarro. "La medicina paliativa debería tener el mismo rango científico que la curativa, pero esto no sucede en las facultades de Medicina aunque la mayoría de médicos van a tener que aplicar cuidados paliativos a sus pacientes", ha añadido Altisent.

   En ese sentido, el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, ha reclamado una mayor formación en cuidados paliativos y que esta especialidad se considere "ya" un área de capacitación específica.

   "No nos gusta hablar de ensañamiento terapéutico pero hay que admitir que en algunos momentos hay ensañamiento con estos pacientes", ha denunciado, reclamando también una atención equitativa para evitar que los cuidados paliativos de estos pacientes "no dependan del médico que les toque y de sus creencias".