La coloproctología en la historia: desde los egipcios al Rey Sol

Rodriguez Montes ingresa en la RADE-001
ÁLVARO MUÑOZ GUZMÁN
Actualizado: lunes, 20 abril 2015 13:56

MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -

El doctor José Antonio Rodríguez Montes, durante el acto para ingresar como miembro de número en la sección de Medicina de la Real Academia de Doctores de España (RADE), con la medalla número 114, ha abogado por ampliar el desarrollo de la coloproctología y se reconozca con programas para su estudio y promoción

Así, en su discurso de ingreso, titulado 'Evolución histórica de la proctología: del cauterio a la cirugía robotizada', el nuevo académico ha destacado los acontecimientos más significativos en la evolución de la proctología, desde las más remotas civilizaciones hasta la actualidad.

Y es que, según ha recordado, una hemorragia tras una operación de hemorroides acabó con la vida de don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto, y una fístula que los cirujanos de entonces no podían curar causó la muerte de Enrique V de Inglaterra. La derrota de Napoleón Bonaparte en Waterloo se atribuye a las hemorroides que padecía.

Además, del mismo mal sufrieron Martín Lutero, Enrique VIII de Inglaterra, Federico II el Grande de Prusia o José II de Habsburgo. El cardenal Richelieu soportó múltiples fístulas anales, y diferentes patologías anorrectales aquejaron a Calígula, Darío rey de Persia, el marqués de Sade, el compositor Franz Peter Schubert, el zar Iván el Terrible, Casanova y, recientemente, la cantante Madonna.

Del mismo modo, en 1686 Luis XIV de Francia, el Rey Sol, fue operado con éxito de una fístula anal por el primer cirujano real Claude Françóis Félix de Tassy. El notable resultado dignificó la profesión de cirujano al tiempo que desacreditó a los charlatanes que, hasta ese momento, habían fracasado con todas sus propuestas de curación de su majestad.

"Existían proctólogos en el antiguo Egipto, algunos con el pomposo título de 'Oculista y guardián del ano del Faraón', que aplicaban una extensa farmacología sin tratamiento quirúrgico. Los médicos asirio-babilónicos (siglo XII antes de Cristo) mencionan repetidamente las hemorroides, que atribuían a obra de magia, de dioses y de demonios, sin que por ello dejaran de esforzarse por encontrar un tratamiento local", ha comentado, para recordar que en la cultura hindú se describieron procedimientos quirúrgicos para hemorroides, fístulas y prolapso de recto, así como tratamientos con cáusticos o la ligadura con crin de caballo.

También, prosigue, en los Evangelios hay referencias a las hemorroides, a veces como castigo de Dios, y al prolapso rectal. En la Grecia clásica, Hipócrates sugirió por primera vez los baños calientes de las caderas, el cauterio para tratar las hemorroides y documentó los abscesos isquio-rectales, las fístulas anales y su tratamiento. "Propagó el uso del enema y de la inyección de aire para tratar el íleo. La gran figura de la medicina romana, Claudio Galeno, describió las fístulas anales, con destalladas instrucciones para su tratamiento", ha enfatizado.

TRATAMIENTOS NATURALES O ESPIRITUALES

Dicho esto, el experto ha comentado que en la América precolombina, el médico brujo administraba productos naturales o practicaba rituales para tratar estas patologías. En la Edad Media, la medicina mezcló ciencia y misticismo. Los monjes, que atesoraban en los monasterios los textos griegos y romanos, aceptaban sin discusión los conceptos galénicos, pero tuvo gran auge la "curación espiritual".

San Fiacro se convirtió en patrón de los enfermos de hemorroides y, tal y como ha recalcado, había métodos operativos para tratarlas, como exteriorizarlas con un gancho y seccionarlas con un cuchillo de ancha lámina, para aplastarlas y cauterizarlas. "No es extraño que ante estas opciones los enfermos prefiriesen visitar al santo antes que al cirujano", ha afirmado, para recalcar que en la cultura árabe vino a salvar en parte la cirugía de su decadencia.

En este sentido, Abu al Qassin al-Zaharawi, el más importante cirujano árabe medieval, que nació en Medina Azahara (Córdoba) y vivió en la corte de Abderramán III, recomendó la cauterización sobre sonda acanalada de la fisura anal, y diferenció varios grados de hemorroides, las fístulas anoperineales y la fisura anal, los anos imperforados y varios tipos de estreñimiento. Por su parte, Avicena recomendaba ligar las hemorroides con crines retorcidas, porque no se pudrían.

RENACIMIENTO

En el siglo XVI, en pleno Renacimiento, las cátedras universitarias permitieron comprender mejor la cirugía, a pesar de los obstáculos religiosos y jurídicos. Aparecieron figuras, como Andreas Vesalio, que dejaron documentos de sus conocimientos proctológicos, o Leonardo da Vinci, que publicó un innumerable catálogo de ilustraciones anatómicas de órganos internos del cuerpo.

Asimismo, en XVII se afirmó el método operatorio de las patologías anorrectales gracias, entre otros acontecimientos, al éxito citado del cirujano del Rey Sol de Francia. El XVIII "se caracteriza por la consolidación de los avances conseguidos en los siglos precedentes y la eliminación definitiva de las huellas medievales".

"En el XIX, la proctología se instauró como disciplina médica que, si bien se practicó en lugares y circunstancias muy concretos, da la impresión de que en algunos momentos estuvo más reconocida incluso que en la actualidad. La aparición de los primeros textos especializados en la materia, las primeras resecciones rectales por vía perineal, la apertura del St. Marks's Hospital y los cambios conceptuales llevados a cabo en Francia fueron las circunstancias que marcaron su progreso", ha explicado.

La primera extirpación con éxito de un cáncer de recto por vía perineal la hizo en 1826 el francés Jacques Lisfranc y, a finales del siglo, se inició el tratamiento de las hemorroides externas con los llamados métodos incruentos.

"El siglo XX representa un cambio estimable debido a los sofisticados métodos diagnósticos, al desarrollo de la anatomía patológica, la radiología, la anestesia, la microbiología, al descubrimiento de las sulfamidas y nuevos antibióticos, al soporte nutricional, a las medidas para combatir el 'shock' y a la mejora de los sistemas de transfusión", ha precisado.

Y es que, en el XX se crearon sociedades científicas nacionales e internacionales en la materia, y se cambió la denominación de proctología por coloproctología sobre criterios científicos, dado que colon, recto y ano son considerados una unidad anatómica y funcional indivisible desde todo punto de vista. Los últimos decenios han visto nuevos avances y nuevos materiales biológicos sintéticos, y la terapia con células madre adultas presenta resultados prometedores.

La primera colectomía robotizada se publicó en 2002 por el grupo de Ballantyne, en Estados Unidos, una técnica en la que fue pionero en España Fernández-Represa y su equipo, que la iniciaron en 2006.