MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
El ictus no solo se percibe desde una perspectiva de enfermedad y tratamiento, sino que su alcance es mucho mayor, ya que no sólo afecta al paciente, sino que envuelve a todo el entorno, ha informado el director de Investigación del Servicio de Neurorrehabilitación de Hospitales Nisa, el doctor Enrique Noé.
DÍA MUNDIAL DEL ICTUS
"Es cierto que durante la fase aguda existen múltiples condicionantes clínicos que interfieren directamente con la salud e incluso con la propia vida del paciente afectado. Pero, el principal problema de nuestros pacientes con ictus o de nuestros familiares con ictus, no es la gravedad de la alteración de su salud sino la gravedad de la alteración de su propia persona", explica el doctor Noé.
Tras un ictus, los afectados presentan secuelas intensas que afectan a sus rasgos de personalidad, a su forma de ser. La coordinadora médico del servicio de Neurorrehabilitación de Hospitales Nisa, Belén Moliner, indica que uno de los mayores retos para las personas que se dedican al cuidado de enfermos con ictus, es el abordaje terapéutico de los problemas de conducta y de los trastornos de personalidad del afectado.
Para ayudar a los familiares a sobrellevar esta situación, la coordinadora del servicio de Neurorrehabilitación de Hospitales Nisa, Elche Vinalopó, da las siguientes recomendaciones: disponer de una información de calidad que permita ajustar las expectativas de recuperación; aceptar y comprender que la forma de ser, estar, sentir y entender el mundo que rodea a la persona afectada es diferente; promover ambientes tranquilos, crear rutinas y no forzar razonamientos ni discusiones acerca de la conducta; crear planes personalizados de tratamiento y modificación de conducta para el paciente; y, por último, apoyarse en los servicios de neurorreahabilitación especializados para cambiar los hábitos y costumbres anteriores al ictus.
