El trasplante de cara podría hacerse más si hubiera fármacos más inocuos para evitar rechazos

Doctor Acero
RAMÓN Y CAJAL
Actualizado: martes, 17 noviembre 2015 11:01

MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -

  El cirujano francés Bernard Devauchelle, autor del primer trasplante de cara que se realizó en el mundo, asegura que si no se han generalizado más este tipo de intervenciones es por la falta de fármacos inmunosupresores "más inocuos" para evitar que el sistema inmune rechace el tejido implantado.

    Así lo ha asegurado en una entrevista a Europa Press con motivo de su participación en el I Congreso Internacional de Cirugía Maxilofacial organizado por el Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en el que se han analizado los avances que se están produciendo en este ámbito.

   Devauchelle y su equipo del Centro Hospitalario de la Universidad de Amiens (Francia) entraron en la historia en 2005 al realizar con éxito el primer trasplante de cara del mundo, a una mujer que entonces tenía 38 años, Isabelle Dinoire, que había resultado gravemente herida por su perro.

   En la intervención se trasplantaron nariz, labios superiores e inferiores, mentón y las partes adyacentes de las mejillas, y en menos de un año la paciente recuperó la sensibilidad de su rostro.

   Pero la recuperación física no es lo único que importa en estas intervenciones, reconoce este experto, ya que cuando se realiza la intervención se busca una curación "en cuatro dimensiones", tanto física como mental. "No tratamos de reconstruir sólo la cara, sino también su calidad de vida, sus relaciones sociales, su autoestima, etc."

   El problema es que el riesgo al que debe enfrentarse el paciente también es doble, el de la propia intervención y el del cambio de vida que suele provocar en estos pacientes. "Y no todos los pacientes los llevan igual de bien", añade la profesora Sylvie Testelin, que formó parte del equipo de Devauchelle en la operación de Dinoire.

29 TRASPLANTES EN 9 AÑOS

   Desde aquella intervención se han realizado un total de 29 trasplantes en el mundo, y los pacientes han evolucionado bien. De media han sufrido dos episodios de rechazo agudo pero "con un tratamiento sencillo, aumentando la dosis de la medicación, se logran controlar", apunta Testelin.

   No obstante, el problema de estos pacientes es que necesitan un tratamiento con fármacos inmunosupresores de por vida, para engañar a su sistema inmune y evitar que rechace la nueva cara, y deben someterse a revisiones periódicas de por vida.

   "Ahora mismo el problema es la inmunosupresión que se utiliza, pero si se encontrara un método de tolerancia más inocuo para el paciente, probablemente estos trasplantes se expandirían y no estaría más restringidos", añade Devauchelle.

   Además, en la actualidad también hay un amplio debate sobre los aspectos éticos y las indicaciones de estos trasplantes. Según defiende el jefe de Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Ramón y Cajal, Julio Acero, hay que establecer la frontera entre una reconstrucción normal y un trasplante.

   "No puedes someter a un paciente a estos riesgos salvo que haya una indicación muy segura", reconoce este experto, para quien la clave está en tener que reconstruir forma y función, algo que con tejido del propio paciente no se puede conseguir.