Psicólogos recomiendan a los padres poner un "límite" a los regalos de los hijos y no satisfacer todos sus caprichos

Recurso juguetes infantiles
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 27 diciembre 2016 10:26

MURCIA, 27 Dic. (EUROPA PRESS) -

La psicóloga clínica y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia, Esther Egea Sánchez, ha recomendado a los padres establecer un límite en el número de regalos a los hijos y que no satisfagan todos sus caprichos, sino que apliquen "la razón" tanto en la cantidad de juguetes como en la calidad porque los menores "son egocéntricos" y siempre van a querer más.

"El hijo propone y el padre dispone", subraya Egea, quien señala que los padres tienen el poder y la autoridad también en Navidad, por lo que no hay que tener miedo a ejercerla a la hora de regalar juguetes. Insiste en que los niños, como en otros momentos del año tienen la capacidad "de recuperarse rápido" de estas decepciones.

"Si el hijo quiere algo, podemos proporcionárselo y es razonable, estupendo: no hace falta fastidiar al hijo", señala Egea. El problema es que los niños "no van a tener límite y, además, tampoco van a agradecer todos los regalos, sino que los van a almacenar y no van a ser capaces de asimilar todo lo que han recibido", destaca esta psicóloga en declaraciones a Europa Press.

Por ello, como los menores no saben poner límites, son los padres los que tienen que establecerlos. Y es que la mayoría de los niños "siempre van a querer más, porque son egocéntricos y caprichosos", según Egea, quien recuerda que la capacidad crítica no se desarrolla hasta la adolescencia, por lo que los niños van a pedir "aquello que le ha vendido la publicidad".

Ha señalado que la Navidad "nunca debería ser lo que la televisión y los catálogos de regalos quieren conseguir", ya que los niños se dejan llevar mucho por lo que dice la publicidad. "Hay una necesidad publicitaria que no es la necesidad de los niños, que tienen muchas ganas y poco espíritu crítico todavía", lamenta.

Critica que la Navidad "muchas veces consiste en dejar con la boca abierta a los niños", algo que atribuye a que los padres no quieren pensar mucho en el regalo o porque creen que lo mejor es la cantidad y no frustrarlos. En otras ocasiones, los progenitores quieren compensar con ello "lo que ellos no pudieron recibir o lo que no pueden dar a sus hijos en el día a día".

Por el contrario, Egea reivindica el valor original de la entrega de regalos, que es un acontecimiento "familiar, cristiano y, sobre todo, educativo". Además, remarca que el mejor regalo son los padres, y prevalece lo emotivo frente a lo material.

Egea admite que los niños pueden desilusionarse "un poco, dependiendo de lo que pidan", pero son los padres los que "tienen que medir lo que están dispuesto a gastar y hablar con los niños sobre la lista de juguetes".

En este sentido, apuesta porque predomine la razón. Por ejemplo, apunta a una sobreabundancia de regalos, ya que ahora está Papá Noel, los Reyes, "los titos y tantos familiares". Frente a ello, esta psicóloga apuesta por la necesidad de que haya un "director de orquesta" con un listado de regalos "variado".

"Muchas veces perdemos de vista que jugar es algo innato y que el juguete es el instrumento auxiliar para obtener capacidades sociales, de relación simbólica y sensorial", puntualiza Egea. De hecho, destaca que un juguete que no permite jugar "no es bueno". Sin embargo, los medios de comunicación pretenden que el valor sea el juguete de moda "en sí mismo".

ADAPTAR EL REGALO AL CARÁCTER DEL NIÑO

A la hora de hacer regalos, Egea insta a tener en cuenta el carácter del niño. "Si es más tímido, habrá que comprarle regalos que le permitan socializar, y si es más impulsivo, se le pueden comprar puzzles para trabajar la atención", señala.

En definitiva, el juguete "tiene que ser fácil de manipular, tiene que divertir y fomentar la participación y cumplir normas de seguridad". Además, puntualiza que hay juguetes "para cada edad". Y es que un juguete muy sofisticado o complicado "mata la fantasía".

También defiende la necesidad de combinar los caprichos del hijo con otros regalos más didácticos, con el fin de que tenga variedad. De la misma forma, insta a los miembros de la familia a ponerse de acuerdo en los regalos para que tengan variedad. Además, explica que "no solo se juega en Navidad", sino que también se pueden dosificar los regalos a lo largo del año.

FACTOR "SORPRESA"

Egea recomienda a los padres mantener el factor sorpresa de cara a los niños, dándole a entender que no es seguro que se lo vayan a traer todo, sino que existe la posibilidad de que no lleguen. Además, aconseja no premiar ni castigar nunca con los regalos, ni amenazar con cosas como el carbón. "Los regalos de Reyes es un acto de reconocimiento al niño, y se olvida esa esencia", remarca.

El objetivo es que los niños "aprendan en valores, y que no se puede conseguir todo". Así, son muchos los valores que hay en juego, pero muchas veces quedan eclipsadas por "satisfacer el capricho".

En este sentido, propone inculcar a los niños entregar un regalo a niños que lo puedan necesitar, entrenando el valor de la solidaridad, y "no solo recibir".

En cuanto a las familias más desfavorecidas, Egea explica que los niños más pequeños pueden llegar a pensar que no reciben los regalos porque no se lo merecen. Por ello, "hay que tener cuidado porque no están cognitivamente preparados para entender que sus padres no tienen dinero, y pueden entender que han hecho mal para no poder disfrutar de lo que quieren", advierte.

Por ello, esta psicóloga insta a los padres que realmente no puedan permitirse hacer un regalo a recurrir "a una parroquia o una asociación que esté destinada a satisfacer ese tipo de necesidades". Y es que "no hay que cargar a los hijos la responsabilidad de si pueden o no comprar, que es propia de adultos", explica.

En estos casos, recomienda a los padres sugerir a los niños que los Reyes "seguro que van a traerles un regalo sorpresa", y los niños lo viven "incluso con ilusión".