Los pacientes con dermatitis atópica y los alérgicos a los alimentos son los que presentan peor calidad de vida

Actualizado: miércoles, 7 junio 2006 12:50


MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los pacientes con dermatitis atópica y los alérgicos a alimentos son los que presentan la peor calidad de vida de todos los alérgicos, por encima de las personas asmáticas o con rinoconjuntivitis, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

"Existen estudios comparativos entre la calidad de vida de niños con alergia a alimentos y niños diabéticos insulino-dependientes en los que se ha observado cómo los hábitos de vida (ambiente familiar, relaciones sociales, escolarización, etc.) de los primeros resultan más afectados", explica la doctora Mercedes Rodríguez, alergóloga del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares.

La alergia a alimentos, explica esta especialista, "no sólo perturba a la persona que la sufre porque le impide ingerir determinado tipo de comida o acudir a restaurantes, sino que también repercute de forma significativa en todo su entorno familiar".

Los alimentos que con más frecuencia producen reacciones alérgicas en la infancia son la leche y el huevo, y posteriormente otros como pescados, frutos secos, frutas y cereales. También se pueden encontrar reacciones adversas en relación con los condimentos, colorantes y conservantes que se agregan a los alimentos (envasados, embutidos o naturales) o a las bebidas para que tengan mejor aspecto, color o conservación.

"El incremento que se observa en la actualidad en la incidencia de la alergia a alimentos, tanto en niños como adultos, es en parte debido a la presencia de las nuevas proteínas de defensa que desarrollan las plantas ante las agresiones del medio ambiente, tales como pesticidas o fertilizantes, que actúan como nuevos alergenos", indica la doctora Rodríguez.

Frente a este tipo de alergia, el único tratamiento eficaz es evitar ingerir el alimento responsable de la reacción alérgica. "La mejor terapia es la información médico-paciente. Conocer el alimento que produce la alergia es la única vía para mejorar la calidad de vida de los enfermos. Como en ocasiones el alérgeno puede estar oculto entre la composición de los alimentos o preparados, antes de ingerir un nuevo alimento, bien sea envasado o precocinado, se recomienda comprobar los ingredientes en el etiquetado", afirma la doctora Rodríguez.

DERMATITIS ATÓPICA

Por lo que se refiere a la dermatitis atópica, afección crónica y recurrente de la piel que se manifiesta por erupciones cutáneas, se considera un problema común en la infancia y es habitual que debute en los primeros años de vida. Entre las causas más frecuentes de destaca la alergia a alimentos provocada por la leche y el contacto con sustancias irritantes como jabones detergentes, combustibles y ciertos materiales.

En el caso de los pacientes adultos, ciertas situaciones de estrés o emociones intensas también pueden producir un brote de dermatitis, así como un exceso en las secreciones de sudor o en la exposición al frío o al sol.

La doctora Rodríguez explica que "la aparición de un eczema en un niño pequeño puede alertar del inicio de un problema alérgico a largo plazo. Dado que se estima que alrededor de la mitad de los niños con ezcema desarrollarán asma en un futuro, de nuevo, identificar y controlar los alergenos causales puede ser la clave".

La prevalencia de dermatitis alérgica es muy elevada en los niños.

De hecho, entre el 2 y el 3% de ellos sufren en España esta patología, cuyos síntomas más frecuentes son sequedad y eczema en diferentes partes del cuerpo, picor intenso, etc. "Esta sintomatología impide a los alérgicos llevar a cabo una vida normal.

Disminuye el nivel de autoestima del paciente que no puede desarrollar sus relaciones sociales y laborales como cualquier otra persona. En casos graves, hasta un 25% tiene dificultades en la edad adulta para encontrar pareja", afirma la doctora Rodríguez.

A modo de recomendación, esta experta advierte de la importancia de realizar un diagnóstico precoz y correcto de la mano de un alergólogo, así como educar al paciente en su enfermedad. Es fundamental conocer a qué es alérgico un individuo con el fin de que el médico pueda ejercer el mejor tratamiento y el paciente aprenda a manejar las consecuencias de las enfermedades alérgicas tanto en el plano terapéutico como social.