El organismo necesita hasta cuatro días para ajustarse al cambio de horario de verano

Mujer durmiendo, dormir siesta
FLICKR/NEILBETTER
Actualizado: lunes, 21 marzo 2011 13:54

VALENCIA, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los efectos del cambio al horario de verano en las personas, aunque leves, tienen su reflejo en la salud, según explica el doctor Gonzalo Pin, coordinador de la unidad valenciana del sueño de Hospital Quirón Valencia, que añade que "las consecuencias son transitorias y leves en la población sana y el organismo sólo necesitará 3 o 4 días para acoplarse".

"Aunque bien es cierto --añade el médico-- que algunas estadísticas indican un discreto aumento de la accidentalidad los días posteriores a un cambio de horario y es a partir de los 50 años de edad cuando quizá cuesta un poco más adaptarnos a este cambio".

El próximo domingo 27 de marzo se adelantará una hora los relojes en cumplimiento de la directiva que afecta a todos los países miembros de la unión europea. La consecuencia más inmediata de esta medida será la de restar una hora al tiempo de sueño.

La población infantil también se verá influida por este cambio horario y su efecto en ellos, explica Pin, que apunta que "puede manifestarse en una mayor irritabilidad y en algunas ocasiones alteraciones en su alimentación, principalmente en los lactantes".

Los niños más mayores "presentarán más dificultades a la hora de iniciar el sueño o al despertar, aunque no suelen plantear grandes dificultades y suelen desaparecer a los pocos días", augura.

Para contrarrestar estos efectos el especialista recomienda "prepararse unos días antes realizando una adaptación lenta y progresiva al nuevo horario adelantando la hora de levantarse 15 minutos cada 2 o 3 días".

La falta de sueño o el no disfrutar de un sueño calidad puede llegar a tener consecuencias muy negativas en nuestra salud. Está comprobado que el déficit crónico de sueño es un factor que contribuye al desarrollo de la obesidad y a los trastornos metabólicos relacionados con la insulina. Un sueño insuficiente o de mala calidad va a condicionar la calidad de vida y el rendimiento intelectual y físico, advierten desde el centro sanitario.

Como argumenta el doctor Pin "tener un sueño de mala calidad es como intentar ganar una carrera de Fórmula 1 sin entrar en boxes a cambiar los neumáticos. Nuestro coche, aunque sea magnífico, no funcionará adecuadamente. El sueño nos permite, entre otras cosas, mantener adecuadamente nuestras funciones ejecutivas; controlar nuestro humor, nuestros impulsos y nuestra capacidad de concentración".