Investigadoras de la Universidad de Málaga mejoran la calidad de vida de los pacientes con dolor crónico

Actualizado: viernes, 1 septiembre 2006 17:55


MÁLAGA, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -

Investigadoras del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Málaga (UMA) han evaluado qué variables psicosociales están implicadas en el dolor crónico. Así, el proyecto 'Valoración psicológica de síndromes de dolor crónico y su utilidad para el establecimiento del pronóstico de las intervenciones terapéuticas' pretende exponer qué factores implicados en el dolor son subjetivos.

Desde la formación del grupo en 1997, la investigación ha tenido como finalidad "delimitar qué variables inciden en que los resultados de los tratamientos sean más efectivos", según explicó en un comunicado la responsable del grupo, Alicia Eva López.

La experiencia clínica y psicológica, desarrollada con pacientes de la Unidad del Dolor del Hospital Civil de Málaga, "muestra que dos enfermos con dolor crónico con el mismo diagnóstico y el mismo tratamiento no se adaptan igual al dolor", indicó López.

Las personas que mejor se adaptan al dolor y responden mejor al tratamiento son aquéllas que son más hábiles, que tienen un mejor estado emocional, son más activas y tienen ideas menos catastrofistas.

Sin embargo, los tratamientos son menos eficaces en los pacientes que afrontan el dolor de un modo más desadaptativo, aferrándose al hecho de que les duele y con el pensamiento de que mientras el dolor persista no pueden vivir, "lo que supone un error de partida, ya que una dolencia crónica es permanente".

Otra de las investigadoras, Carmen Ramírez-Maestre, explicó que la clave está en "vivir a pesar de que les duele", es decir, aunque duela llevar una vida funcionalmente adaptativa según el deterioro de la persona y su edad.

Para ello, emplean un marco terapéutico denominado 'Terapia de Aceptación y Compromiso'. Mediante esta técnica el paciente, en primer lugar, "aprende a aceptar que hay un problema", que existe un dolor crónico que no va a desaparecer, y partiendo de esta base, y una vez asumido que siempre va a existir un nivel de dolor permanente, el enfermo se compromete con metas vitales.

De este modo, se le hace ver "que el dolor no es lo fundamental" en su vida, pero que no le permite valorar lo realmente importante, concluyó López.