La 'enfermedad del escaparate', síntoma de alerta del ictus o el infarto de miocardio

Escaparate de un comercio
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 9 octubre 2011 13:09

La persona afectada debe pararse cada cierto tiempo cuando anda al sufrir un intenso dolor en las extremidades inferiores


MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -

El 20 por ciento de las personas mayores de 65 años ve mermada su calidad de vida por la 'enfermedad del escaparate', un síntoma molesto que puede pasar inadvertido, y que tiene graves consecuencias para los afectados que, de no ser tratados a tiempo, pueden llegar a sufrir gangrena en sus extremidades inferiores, un ictus o un infarto de miocardio.

Este síntoma, que se localiza en las piernas, se produce por el engrosamiento de las paredes arteriales (arteriosclerosis) y la consecuente falta de riego, y consiste en que la persona afectada debe pararse cada cierto tiempo cuando anda al sufrir un intenso dolor, normalmente, en la pantorrilla.

"Mientras andamos, las piernas piden pararse a una determinada distancia, siempre la misma, y descansar durante unos minutos antes de proseguir la marcha", explica el cirujano vascular del Hospital USP Santa Teresa, el doctor Alejandro Moro, quien señala que estas paradas suelen ser utilizadas para mirar los escaparates de las tiendas, lo que motiva su nombre médico.

También conocida como claudicación intermitente, si se mantiene en el tiempo puede conducir a la muerte o necrosis de los tejidos. El mismo proceso se produce en las arterias cerebrales, dando lugar al infarto cerebral; y, cuando se afectan las arterias del corazón, a la angina o el infarto de miocardio. Frecuentemente se ven afectados varios territorios a la vez y, recuerda, "la mortalidad es mayor incluso que el cáncer de colon".

Son pacientes que se quejan normalmente porque se cansan al caminar, el problema de su detección es que inicialmente sin el reconocimiento del especialista se puede confundir con problemas de huesos, reumáticos. Por este motivo, hay un alto porcentaje no detectado, "de todos los pacientes que lo padecen sólo un tercio lo consultan". Y, en muchas ocasiones, "el paciente puede estar hasta cuatro años sufriendo este dolor de alerta" por no acudir al médico.

Por cada diez hombres afectados hay una mujer, fundamentalmente debido a que el mayor factor de riesgo es el tabaquismo. "El factor de riesgo más importante es el tabaco, que multiplica por siete el riesgo de padecer esta enfermedad, seguido por la hipertensión, la diabetes, la obesidad y los niveles de colesterol elevado", advierte en una entrevista a Europa Press.

CAMINAR PARA MEJORAR LA CIRCULACIÓN

La enfermedad obstructiva de las arterias tiene varias fases en su evolución, comenzando por una primera fase asintomática. La sigue la claudicación intermitente que, "en sus fases iniciales", tiene un pronóstico bueno. "Es el mejor momento, ya que al tratar correctamente a los pacientes se pueden parar la enfermedad e, incluso, mejorarla", añade.

El tratamiento inicial más eficaz consiste en controlar los factores de riesgo. La práctica de ejercicio supervisado, caminar en llano o bicicleta durante una hora al día mejora los síntomas en nueve de cada diez pacientes.

"Cuánto más se camina más se favorece el desarrollo de la circulación, de forma que el hábito de caminar puede aumentar la distancia que el paciente puede andar sin dolor; haciéndolo de una manera rutinaria podrá caminar cada vez más distancia", aconseja.

En caso de no ser tratada, el dolor en estos pacientes va degenerando hasta comenzar cuando se inicia la marcha. "Dependiendo de la evolución de la enfermedad cuanto más grave es menos distancia pueden caminar", explica.

En fases más avanzadas de la enfermedad se produce dolor con el reposo nocturno, ya que "es tan poca la sangre que el dolor se provoca espontáneamente al elevar la pierna". En esta fase pueden aparecer la úlcera o la gangrena en los pies, lo que requieren ingreso hospitalario y, aún así, existe el riesgo de pérdida de la extremidad.

El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos más graves, bien mediante cirugía convencional realizando puentes ('by-pass') o bien con cirugía endovascular, mínimamente invasiva. En esta última se utilizan catéteres con balón, a través de la cuales se pueden dilatar estrecheces arteriales a distancia para restituir el flujo de sangre normal.