La cirugía fetal rescata a niños con malformaciones congénitas

Actualizado: sábado, 25 marzo 2006 16:00


MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los fetos cada vez crecen menos a su suerte. La ciencia avanza y las intervenciones quirúrgicas a los bebés en la mitad de la gestación para corregir un camino que les abocaría a la muerte son una realidad. Aunque están reservadas para los casos extremos, los resultados son prometedores. Las intervenciones que más se realizan son para corregir malformaciones congénitas y para redistribuir la sangre en gemelos que comparten placenta. Sin embargo, en Estados Unidos ya se están operando tumores de pulmón, en la zona sacrocoxígea y la espina bífida. El futuro es hoy.

El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona es pionero en España en intervenciones quirúrgicas a bebés antes de nacer, con un programa integral que comprende no sólo las actuaciones puntuales en el seno materno, sino también tras el nacimiento. "Esto no es un corte en el camino y luego nos desentendemos del bebé", explica la doctora Elena Carreras, jefa del Servicio de la Unidad de Medicina fetal y codirectora del Programa de Cirugía Fetal en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.

De hecho, las intervenciones requieren un seguimiento postnatal para la total recuperación del niño. Estas son reservadas únicamente para los casos extremos en los que el bebé, si no se le operara, moriría. Uno de los casos más típicos es la hernia diafragmática, una malformación congénita que impide que el diafragma se cierre, lo que provoca que los intestinos en su formación suban y opriman los pulmones. El resultado es que éstos no pueden crecer.

Este problema, que hace cinco años hubiera significado irremediablemente la muerte -en los casos graves sólo sobrevive un cinco por ciento si no se interviene-, hoy se resuelve introduciendo un pequeño globo en la tráquea en la semana 26 de gestación, bloqueando la expansión de los intestinos y forzando un hueco para el desarrollo pulmonar. Esto es posible gracias a la fotoscopia, una intervención que se hace con un tubo de tres milímetros de espesor, un diminuto puente a la vida que es suficiente para que los especialistas operen y que respeta la integridad de las membranas.

La rotura de la bolsa es el principal riesgo que tienen estas operaciones -que se realizan con la madre y el bebé anestesiado-, ya que precipitarían el parto y, en ese momento de gestación, la viabilidad del niño es prácticamente nula. Según el doctor José Luis Peiró, responsable de cirugía neonatal y codirector del programa de cirugía fetal en el mismo hospital, el índice de éxito es de un 65 por ciento. "Esto es que hemos pasado de cero a 65 de cada cien", dijo rotundo.

REPARTO DE SANGRE

También hoy día se consigue corregir el exceso de líquido en la pleura (membrana que recubre los pulmones) con la colocación de un drenaje en el tórax hasta el líquido amniótico para que los pulmones se puedan desarrollar adecuadamente.

La fetoscopia se utiliza también para redistribuir la sangre en una placenta compartida por hermanos gemelos en los casos en los que este "reparto" no está equilibrado. Este trastorno se denomina transfusión fetofetal y se produce en el diez por ciento de los embarazos gemelares. Ninguno de los dos bebés podría sobrevivir a esta situación; uno por no tener sangre suficiente y el otro por no tener capacidad para bombear toda la que le llega.

En estos casos, la cauterización de los vasos que están comunicando el donante con el receptor es suficiente para solucionar este desequilibrio, aunque no siempre tiene un final doblemente feliz. "Nosotros no podemos intervenir en la morfología de la placenta y a veces uno de los bebés se queda sin riego por lo que muere", explicó la doctora Carreras.

Más espectaculares aún aunque con un porcentaje de éxito mucho menor son las intervenciones mayores, en las que hay que abrir el útero y exponer al bebé al ambiente exterior. Estas operaciones de momento sólo se han realizado en Estados Unidos para corregir malformaciones pulmonares -quistes-, teratomas -bolsas de tejido al final de la espalda- o la espina bífida. En estos casos el índice de prematuridad es mucho mayor porque es más fácil que la bolsa se rompa.

OPERADO NADA MAS NACER

Según explicó el doctor Peiró, aunque en el Vall d'Hebron no se han llevado a cabo este tipo de intervenciones, "estamos habilitados y preparados humana y técnicamente para realizar una cirugía fetal abierta cuando se presente un caso que lo precise".

Lo último que se está haciendo es la denominada técnica 'SEIT': una cirugía fetal intra parto con la que se aprovecha la oxigenación del feto que todavía le proporciona la madre a través del cordón.

Estas intervenciones se hacen para operar tumores cervicales o en la faringe que obstruirían las vías aéreas del bebé y lógicamente, moriría al no poder respirar.

Para ello, justo tras el parto y sin haberle cortado el cordón al bebé, que sigue oxigenado a través de su madre, se le puede operar el cuello, intubarlo o hacer una traqueotomía. Hace unos días este equipo médico intervino a un feto con un tumor gigante que infiltraba la base de la lengua y abrazaba todo el cuello del bebé, avanzó el doctor Peiró. Para realizar este tipo de intervenciones "si mantenemos buenas condiciones contamos con 45 minutos", explicó.

Además de esta última, el Vall d'Hebron ha operado por esta técnica tres tumores cervicales.

En realidad son los últimos eslabones de una cadena con la que hoy día se consiguen corregir muchos trastornos en los que aún no han nacido y que se inicia con procedimientos mucho más sencillos. El primer paso es que la madre tome la medicación que requiere el bebé en casos por ejemplo de arritmias. Si esto no es suficiente, se hace llegar el fármaco inyectándolo en el cordón. El siguiente paso en dificultad de tratamiento sería la fetoscopia y el último, la cirugía abierta. Una escalera hacia la vida que se sigue desarrollando.