Unos 150.000 niños hiperactivos españoles podrían ser adultos depresivos o violentos sin una detección precoz de su mal

Actualizado: viernes, 26 enero 2007 13:39


MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -

Cerca de 150.000 niños españoles sufren trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), una enfermedad que a menudo suele confundirse en hogares y escuelas con un simple problema de "mala conducta" pero que, sin una detección precoz, un adecuado tratamiento y posterior seguimiento en la edad adulta, pueden derivar en la aparición de casos de violencia, fracaso, ansiedad y depresión.

Así lo explicó el doctor Javier San Sebastián, jefe de la Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Universitario Ramón y Cajal, presidente de la Fundación Confías y presidente también del comité organizador del II Congreso Internacional Multidisciplinar sobre el Trastorno por Déficit de Atención y Trastornos de la Conducta que se celebrará entre hoy y mañana en este centro de salud con la participación de un total de 600 expertos de todo el mundo.

Durante la rueda de prensa de presentación de estas jornadas, en la que estuvo acompañado por el doctor Javier Quintero, psiquiatra Infanto-Juvenil de la Fundación Jiménez Díaz; del profesor Boris Birmaher, del Centro Médico Universidad de Pittsburg de Pennsylvania (Estados Unidos) y por el doctor Javier Correas, miembro de comité organizador del evento, San Sebastián explicó que, a pesar de que entre 1 y 2 niños de cada aula de primaria sufren de este trastorno, la mayoría no son diagnosticados por "desconocimiento" de la enfermedad, cuya detección puede realizarse a partir de los dos años.

A su juicio, son los profesores quienes deben dar "la voz de alarma" para detectar a los menores que sufren TDAH y que, por lo general, se distinguen por mostrarse más hiperactivos, impulsivos y con mayor déficit de atención que el resto de sus compañeros. Según el psiquiatra, la "clave" para diferenciar a un "niño vago" de otro con problemas de TDAH radica en que en menor muestre estos síntomas "de forma continuada, al menos durante un mínimo de seis meses" y "en todos los ambientes", es decir, tanto en clase como en casa, al realizar actividades de ocio, con la televisión o los videojuegos.

El psiquiatra también alertó sobre la relación existente entre este trastorno de la personalidad, en cuya aparición se combinan factores genéticos con circunstancias ambientales, y el consumo de estupefacientes, una práctica que en determinadas personas con propensión a sufrir TDAH puede "hacer disparar" la patología o "agravarla" si ya se ha manifestado en el adulto o adolescente. "Por este motivo es necesario diagnosticar al menor y seguir su evolución con la edad, ya que este mal podría aumentar el riesgo de consumir drogas o protagonizar episodios violentos en la edad adulta", acotó.

UN "NIÑO ENFERMO", NO UN "NIÑO MALO".

Para el doctor Birmaher, es importante la detección del problema para evitar que profesores y padres cataloguen al menor por su conducta como un "niño malo" en lugar de como un "niño enfermo". Después, a su entender, la decisión de someter a tratamiento al menor depende de la intensidad de su TDAH y de si éste afecta al desarrollo de sus actividades como una persona integrada en la sociedad. "La pregunta es si el niño consigue o no permanecer quieto en eventos o lugares que para el resultan aburridos, si se puede o no llevar al niño a un restaurante, a oír misa, y luego decidir", consideró.

Según otro de los psiquiatras, el doctor Correa, el TDAH plantea también en su diagnóstico un "problema de perspectiva de género" por el que las niñas, que expresan menos su hiperactividad con actuaciones y por lo tanto son "más difíciles de diagnosticar", sufren en la edad adulta problemas de ansiedad y depresión, mientras que los niños, más propensos a "dar guerra" cuando sufren este mal, pueden derivar con los años a protagonizar episodios de violencia.