El crecimiento en los 3 primeros años de vida afecta a la salud respiratoria en la infancia

Niño, niña, mascota, perro
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Actualizado: viernes, 31 agosto 2018 14:31

MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -

El crecimiento de los bebés en los tres primeros años de vida afecta al desarrollo de la función pulmonar y al riesgo de padecer asma al alcanzar los 10 años de edad, según el estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria 'la Caixa', y el Erasmus University Medical Center de Rotterdam.

"Los datos mostraron que los bebés que aumentaban de peso más rápido y que tenían un mayor índice de masa corporal tenían una menor función pulmonar a los 10 años de edad. Concretamente, se observó que en estos casos la función de las vías aéreas era proporcionalmente menor de lo que hubiese correspondido en base a la capacidad pulmonar. Aunque no se observó ninguna relación del crecimiento en peso y altura con el riesgo de padecer asma, este desarrollo desproporcionado de la función pulmonar sí que podría representar un factor de riesgo para la aparición de enfermedades respiratorias", ha señalado la investigadora de ISGlobal y del Erasmus University Medical Center y primera autora de la publicación, Maribel Casas.

En este estudio, publicado en la revista 'Thorax', se propuso analizar si los patrones de crecimiento infantil, derivados del peso y la altura medidos en repetidas ocasiones durante los tres primeros años de vida, afectaban la salud respiratoria a los 10 años de edad.

En concreto, los patrones de crecimiento analizados fueron la velocidad máxima de crecimiento en peso y altura, que suele ocurrir a la edad de un mes, y el momento en que el índice de masa corporal alcanza su máximo, lo que suele suceder alrededor de los nueve meses de edad.

Para ello, se realizó un seguimiento de 4.435 niñas y niños de la cohorte holandesa Generation R Study desde antes de su nacimiento hasta los 10 años de edad. Se midió en diversas ocasiones el peso y la talla de los participantes a lo largo de sus tres primeros años de vida. A los 10 años de edad se les realizó una espirometría para medir su función pulmonar y sus padres rellenaron un cuestionario para saber si se les había diagnosticado asma.

Por otro lado, también se observó que "cuanto más tarde se alcanzaba el índice de masa corporal máximo, se daba una mejor función pulmonar y, en el caso de los niños, un menor riesgo de padecer asma", ha explicado Casas.