La hora del día influye en el rechazo a un sabor que ha causado malestar gástrico

Nevera, Comida, Obesidad
FLICKR/GREENCOLANDER - Archivo
Actualizado: miércoles, 21 marzo 2018 10:45

GRANADA, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -

Científicos de las universidades de Granada y Huelva han demostrado que la hora del día, mañana o tarde, tiene una influencia directa sobre la magnitud de la aversión que se aprende cuando un sabor causa malestar gastrointestinal, esto es, cuánto lo aborrece el organismo.

La aversión y rechazo a un sabor después de que éste cause malestar gástrico es un aprendizaje adaptativo de numerosas especies que ayuda a identificar los alimentos potencialmente tóxicos.

Así, si en un laboratorio se expone a una rata a un sabor determinado que no le causa malestar, por ejemplo, la sacarina, y posteriormente se hace que asocie ese mismo sabor con un malestar inducido --mediante inyecciones tóxicas que provoquen alteración y dolor de estómago, por ejemplo, con cloruro de litio--, el aprendizaje de esta aversión gustativa es menor.

Este proceso se conoce en el ámbito científico como 'inhibición latente'. Estudios previos indican que si ambas fases se producen a horas distintas del día, esta inhibición latente o aversión al sabor es menor.

Los investigadores han comprobado que si entre la pre exposición al sabor y la asociación del sabor con el malestar se introduce un cambio temporal (tanto de mañana a tarde como de tarde a mañana), la inhibición latente se reduce significativamente.

Aunque este estudio se ha realizado en ratas, los resultados obtenidos podrían tener importantes implicaciones para el ser humano, puesto que entender la influencia de la hora del día en la adquisición de aversiones a sabores que se producen en determinados trastornos puede ser de ayuda para explicar las patologías subyacentes y para la búsqueda de nuevos tratamientos para dichas enfermedades. Esto puede ser aplicado por ejemplo durante el tratamiento quimioterapéutico o en trastornos alimentarios del tipo de la anorexia.

El autor de este trabajo, publicado en la revista Behavioural Processes, es Andrés Molero-Chamizo, investigador del departamento de Psicobiología de la UGR y actualmente profesor en la Universidad de Huelva.