La bajada de temperaturas aumenta las muertes por ictus

Un hombre se abriga ante el frío
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Actualizado: viernes, 20 julio 2018 8:43

   MADRID, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -

   La bajada de temperaturas aumenta las muertes por ictus, especialmente en las mujeres en mayores de 65 años, según han evidenciado investigadores la Universidad de São Paulo (USP) y la Universidad Católica de Santos (Unisantos), ambas en Brasil, cuyo trabajo ha sido publicado en el 'International Journal of Biometeorology'.

   Para alcanzar esta conclusión, los expertos utilizaron los datos recopilados por el Programa de mejora de los registros de defunción de la ciudad (PRO-AIM), observando que entre los años 2002 y 2011 se produjeron en São Paulo 55.633 muertes por accidente cerebrovascular, de las cuales 12.183 fueron muertes por accidente cerebrovascular isquémico y unas 17.250 muertes por accidente cerebrovascular hemorrágico.

   Tras cruzar los datos de mortalidad de accidentes cerebrovascular con las temperaturas medias, los investigadores observaron que se produjo un mayor riesgo de ictus cuando las temperaturas medias eran inferiores a 15 grados centígrados. Asimismo, cuando las temperaturas medias excedieron los 26 grados centígrados, el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico fue significativo para los hombres mayores de 65 años.

   En el caso del accidente cerebrovascular hemorrágico (el subtipo más grave), las bajas temperaturas fueron un factor de riesgo tanto para hombres como para mujeres, especialmente por debajo de 10 grados centígrados. Ahora bien, entre los mayores de 65 años, las temperaturas más bajas representaron un mayor riesgo en las mujeres.

   A juicio de los expertos, estos datos podrían explicarse por la disminución del metabolismo en los ancianos, quienes son menos capaces de mantener la homeostasis, la tendencia a resistir el cambio para mantener constantes las condiciones fisiológicas necesarias para la supervivencia.

   Y es que, tal y como han señalado, el estrés debido al frío, explicó, produce un aumento de la viscosidad sanguínea y del recuento de plaquetas, lo que eleva la presión arterial lo suficiente como para plantear la amenaza de accidente cerebrovascular hemorrágico.