Fumar o beber puede suponer un riesgo si llevas un piercing en la boca sin cicatrizar

Piercing en la boca
PIXABAY
Publicado: jueves, 19 abril 2018 16:50

Advierten una vez más que pueden suponer fracturas en los dientes, traumatismos o infecciones graves

MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -

Muchos jóvenes deciden ponerse un piercing en la lengua o en los labios, sin ser conscientes de que es uno de los factores de riesgo más importantes para la salud bucodental, como alerta el Consejo General de Colegios de Dentistas de España, que ha detallado una serie de recomendaciones para aquellos que usan este accesorio.

Evitar el tabaco, el alcohol y las grasas hasta que la herida del piercing no haya cicatrizado, o utilizar enguajes antisépticos indicados por el dentista son algunos de los consejos de los dentistas.

Sin embargo, no solo se limitan a éstos ya que, aunque parezca evidente, recuerdan que es clave mantener limpio el piercing; retirarlo si se retira algún deporte o usar protectores bocales; y comprobar periódicamente el ajuste del accesorio para evitar atragantamientos o asfixias.

Si, pese a seguir esos consejos, se produce algún signo de infección en la zona, la mejor opción es ir al dentista, que fijará el tratamiento más adecuado en cada caso.

FRACTURAS, TRAUMATISMOS E INFECCIONES GRAVES

Y es que el Consejo de Dentistas advierte de varios riesgos de llevar piercings si no se siguen todas esas recomendaciones. La primera de sus advertencias es la aparición de hipersalivación, ya que los piercings en la cavidad oral, sobre todo en la lengua, pueden producir esta alteración que, advierten, puede ser "muy incómoda y molesta".

También aumenta el riesgo de sufrir fracturas y fisuras dentales. "Frecuentemente, las personas con piercings intraorales adquieren el hábito de morderlos y jugar con ellos empujándolos contra los dientes, lo que puede producir fracturas y fisuras en el esmalte dental. De hecho, la mayoría sufre alguna pérdida de su estructura dental", señalan.

Las infecciones son las consecuencias más comunes, ya que al ser un entorno húmedo, en la boca se reproducen cientos de bacterias, por lo que es necesario emplear las medidas higiénicas adecuadas en el momento de hacer el piercing y también después.

Los dentistas recuerdan que si no se cumplen estas pautas se puede desarrollar una infección local, que podría llegar al torrente sanguíneo y alcanzar a otros órganos. Algunas de estas infecciones pueden ser tan graves como el VIH o la hepatitis B.

La retracción de las encías es otra de las dolencias factibles, pues explican que si el piercing se coloca en el labio inferior aumentan las probabilidades de la recesión de las encías en la cara vestibular de los incisivos inferiores. Si el piercing se hace en la lengua, es normal que cause retracciones en las encías de los incisivos anteroposteriores.

Un riesgo mayor se puede producir al perforar la lengua, ya que se puede dañar el nervio y ocasionar la pérdida de sensibilidad de la misma de forma temporal o permanente. Además, la lesión de este nervio puede provocar un gran dolor, la pérdida del sentido del gusto y dificultar el habla.

Por último, apuntan a las cicatrices queloides, que pueden dejar los piercings, y son "abultadas y fibrosas, y dolorosas al tacto". Añaden que no se pueden abordar quirúrgicamente y siempre dejan marca.