Violencia de género
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Publicado: miércoles, 21 febrero 2018 8:51

    MADRID, 21 Feb. (EDIZIONES) -

   Las consecuencias para la salud del maltrato son "complejas" y en realidad afectan a todas las esferas de la vida de la víctima, desde las emociones hasta la personalidad, pasando por la salud física de la persona, así como por las funciones y capacidades cognitivas previas. El maltrato supone un cambio en las estrategias de afrontamiento de la vida por parte de la víctima, de su propio autoconcepto de persona , y de su relación con el mundo.

   Así lo afirma en una entrevista con Infosalus la psiquiatra Rebeca Hidalgo, especialista en el centro de salud mental Infanto- Juvenil de Pamplona, y también perito psiquiatra, donde tiene la ocasión de trabajar con frecuencia los casos de maltrato en la familia.

   Según precisa, en el daño psíquico que se produce en las víctimas de violencia de género existe lo que se conoce como el 'fenómeno de iceberg', donde la violencia visible es lo más evidente y lo menor, lo que lleva a las denuncias, pero por otro lado se encontraría la violencia invisible. "El umbral está en la tolerancia de la víctima y en la visibilidad del daño", subraya.

   Hidalgo explica en este sentido que el daño psicológico es poco tangible y más difícil de denotar por parte de la víctima, y también difícil de detectar por parte del especialista. "Se trata la consecuencia de un suceso negativo que desborda la capacidad de afrontamiento y de adaptación de la víctima ante esa nueva situación. Produce lesiones psíquicas agudas en la víctima, que pueden remitir con el paso de tiempo, y gracias al apoyo social y al tratamiento psicológico y psiquiátrico", celebra.

   No obstante, lamenta también que muchas se quedan en forma de secuelas emocionales permanentes, que persisten por consecuencia de ese suceso que interfiere en la vida cotidiana de la víctima, y que pueden llegar a incapacitar a la misma para hacer frente a los requerimientos de la vida diaria.

EL DAÑO BIOLÓGICO QUE PRODUCE LA VIOLENCIA

   Por otro lado, Hidalgo explica que, aparte de los daños derivados del maltrato físico que se ejerce sobre la víctima, el daño psicológico de la violencia de género puede llegar a producir un daño biológico en la persona, surgido de lo que se conoce como el 'modelo de estrés crónico y la carga alostática psicobiológica'.

   "Todo es consecuencia de esa percepción crónica de amenaza, de miedo o de agresión, que activan los sistemas biológicos implicados en la respuesta del estrés, y hace que exista una respuesta del sistema nervioso autónomo, del neuroendocrino, y del sistema inmunológico. Todo esto supone un impacto acumulativo de desregulaciones en los sistemas de respuesta al estrés. Afecta a las estructuras cerebrales implicadas en el circuito del miedo, implicadas en la presencia de ansiedad, en la sintomatología postraumática, y en la afectación de las tareas de atención, de memoria operativa y en las funciones ejecutivas. Además, se traduce en la alteración de los parámetros biológicos, en distintos síntomas somáticos, y en trastornos psiquiátricos", añade.

   Por todo ello, la perito considera que el maltrato de pareja desde la salud mental se debe considerar un factor riesgo psicopatológico porque cumpliría los requisitos para ser incorporado como un factor causal de aparición de trastornos mentales en aquellas mujeres expuestas a la violencia de género. De hecho, sostiene que los trastornos mentales y psiquiátricos son 5 veces más frecuentes en víctimas de maltrato que en la población general de mujeres no expuestas

   Asimismo, precisa que la evolución de la patología psiquiátrica dependerá de la evolución, de la intensidad del tratamiento, y de la cesación de la exposición al maltrato. "En comparación con la población general de mujeres no expuestas al maltrato, las victimas presentan entre tres y cuatro veces más riesgo de padecer un trastorno de estrés postraumático, además de trastornos depresivos, y hasta cinco veces más riesgo de tentativas de suicidio, y por último, entre cinco y ocho veces más de un patrón de abuso y dependencia del alcohol y otras sustancias", agrega.

NIÑOS Y MALTRATO

   Finalmente, Hidalgo llama la atención sobre el hecho de que los menores sean expuestos a la violencia de género, o el hecho también de que puedan ser víctimas de ella. Según destaca, que sean testigos de la violencia tiene repercusiones negativas para su bienestar físico y psicológico, y para su posterior desarrollo emocional y social.

   "En las investigaciones de las últimas décadas se ha visto una estrecha asociación entre la violencia en pareja y el maltrato infantil. En general, los estudios demuestran que los niños expuestos a violencia en las familias presentan más conductas agresivas y antisociales, y también más conductas de inhibición y de miedo que los niños que no sufrieron tal exposición a la violencia", sentencia la doctora Hidalgo.